Capítulo 57

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         Durante los próximos días, Betty duerme y se despierta llorando, y Armando tampoco tiene el valor de tocarla, besarla o hacerle el amor. Solo abrázala. Aunque es una demostración de que la ama mucho más de lo que quiere, a ella le suena a rechazo, como si estuviera cansado de ella.*

-Doctor, ¿se arrepiente de haberme recibido en su casa? No hay problema, también podría ir a la casa de las muchachas o a un hotel.

-No.

-És que siento que lo molesto.

-¿Cómo puedes decirme eso, Betty?

-Si he perturbado tu intimidad, solo dime que me iré.

-¡No te atrevas a dejarme, Beatriz!

-Todos estos días dormí a su lado y usted solo me abrazó, ni me hizo el amor.

-¡Oh Betty! -La pone sentada en su regazo -¿Crees que no te deseo más?

-Si. ¿Te cansaste de mí?

-Escucha. Sostuvo su rostro con la delicadeza de quien sostiene el rostro de una niña para mirarla a los ojos. -Nunca me cansaré de ti. ¡Nunca! Y sí, quiero hacerte el amor y no sabes cómo tengo que controlarme para no hacerla mía de todas las maneras. Pero la vi tan triste por todo lo que pasó que no quise molestarla, preferí cuidarla. Te amo y lo que siento por ti es mucho más de lo que deseo.

Te amo, Don Armando.

-Yo también te amo, Betty.

Beso.

-Pero Betty no es solo deseo, pero, si quiere recuperar el tiempo perdido ...

-Sí, Don Armando. Hazme tuya.

Los dos se besan con dulzura y amor, Armando la acuesta y comienza a besarla y acariciarla sin prisas, quiere hacerla suya pero con toda la calma y ternura del mundo.

-¡Te amo, Beatriz!

Después de hacer el amor, los dos duermen abrazados. Y desnuda, porque Armando no deja que Betty se vista, solo se cubre con las mantas

____

Pero...

Cuando Betty se despertó, Armando le rodeó la cintura con los brazos y le pasó la pierna por el cuerpo.

-Don Armando, qué divino. Que hombre más posesivo y cariñoso. Te amo, Don Armando. Mientras me quieras, nunca te dejaré - besa su brazo.

Betty logra levantarse de la cama con gran sacrificio.

-Hoy -Betty se pone la bata -Te voy a preparar una sorpresa, mi príncipe. -Beso en el aire.

Mientras, Betty entra en la cocina, Nikka que la lame.

-Yo también te amo, Nikka. Voy a preparar el desayuno para papá. ¿Quiere ver? Vamos, te daré algo.

Separa algunas cosas, leche, galletas, café, eh, yo hago arepas. Pronto, Betty tararea.

-Yo no cocino tan bien como mamá, pero ...

-Ahora mismo, toca el timbre. Betty no entiende, pero como insiste, Betty abre la puerta.

-Armando, mihijo. – hablaba Margarita pensando que nadie más abriría la puerta, ya que él nunca traía mujeres allí, ya que era su santuario. Pronto, se sorprendió al ver a Betty.

Betty sostuvo la taza de café en una mano, con la otra abrió la puerta, mientras tanto se aflojaba la corbata de su bata, dejando sus pechos levemente expuestos como en un escote provocativo (algo que Armando se volvería loco, encontrándolo muy sexy). En cuanto a Margarita, esta visión fue impactante, si ya despreciaba a esa mujer, ahora la había perdido por completo.

El lado "B" de BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora