Capítulo 46 Las franquicias

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Parte 1

Había pasado mes y medio, el proyecto de franquicia estaba listo, Armando y Mário se programaron varias citas de negócios. El problema es que ya no era solo en Colombia, sino en América Latina.

-Beatriz, mañana comenzaré mi maratón por Latinoamérica y hoy me gustaría almorzar juntitos como despedida.

-Doctor, es mejor que no provoquemos la ira de doña Marcela.

-¿Le tienes miedo?

-No. Pero no quiero problemas con tus papás.

-¡Yo cuido a mis padres!

-Sabes que no es así.

-Vamos, vamos a un restaurante discreto. Podemos hablar de negocio, mi estrategia de presentación de franquicias y las ventajas económicas para los franquiciados.

Sin poder resistirse a hablar de negocios, Beatriz decide aceptar el pedido y las dos se portan muy profesionalmente, estudiando las propuestas hasta que se tocan las piernas y les alcanza para encender su pasión y ya no pueden concentrarse en los números ni en las palabras. Uno comienza a provocar al otro. Una vez es la mano de Armando en los muslos de Beatriz, la otra es Beatriz empujando hacia arriba el dobladillo de sus pantalones con los dedos de los pies. Allí, se besan en el baño local, ahogan los gemidos con la boca y qué sorpresa descubrir que ese nuevo restaurante de estilo hogareño tiene un hotel económico muy acogedor justo al lado.

-Armando Mendoza, ¿vas a un hotel sencillo como ese?

-En cualquier lugar es el lujo estar a tu lado.

-Mmm...

-¡Ven aquí, picarona! En mi regazo te mostraré cuánto te extraño.

Pronto, Betty se sienta encima de él durante horas, rindiéndose y amandóse deciden no volver en toda la tarde, alegando a las secretarias que la reunión con los clientes duró más de lo esperado. Algo que enfureció a Marcela, así como a Daniel, quien se había ido a la empresa solo para invitar a Betty a cenar esa noche, con la intención de llevarla a su cama y obtener, además de buen sexo, privilegios con la nueva presidente. (¡jJactancioso! ¡Ella ya tiene algo mejor!)

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En el dia siguiente

-¿Vas a salir, Beatriz?

-¡Tengo cosas que hacer!

-¿Y no quieres compañía? ¡Ahora que eres bonita, es peligroso que salgas sola!

-Gracias Nicolás, pero no estaré sola.

-¿Betty?

-Nicolás, no puedo explicártelo ahora, pero necesito que trates de entenderme.

-¿Tiene que ver con el Dr. Mendoza?

Ella agacha la cabeza.

-Betty... -Y él niega con la cabeza, reprendiéndola.

-¡Es más fuerte que yo!

-Entonces, ¿vas a salir de nuevo?

-Shiu. A hurtadillas.

-¿Volvemos a eso?

-Lo quiero así, porque quiero evitar problemas en la empresa y com mi papá. No podemos exponernos. Y él, estará fuera por mucho tiempo y quiero aprovechar para estarmos juntos. ¿Puedes ayudarme?

-Lo que me pides que no haga sonriendo. Aún más te fijas en la cara de una oveja decapitada que este grandullón es para ti.

Beatriz se pone roja.

Los dos se van juntos, pero Nicolás se va para el otro lado, después de trabajar un poco, los dos se encuentran fuera de la empresa y se quieren durante toda la tarde, regresando solos por la noche, separados.

Cuando regresan, encuentran a Marcela em el pasillo. Ella conocecomo pocos la cara de complacido de él y intenta acalmarse.

-Oh mi amor, donde estabas? Estaba muy preocupado. ¡Nadie sabía dónde estaba!

-¡Marcela! Estaba resolviendo cosas importantes, ¡después de todo estaré fuera por mucho tiempo!

Betty sale del ascensor.

-¡Ojalá te fueras a encargarte del negocio y no despedirte de ella! –dijó Marcela.

¡Esto no es asunto tuyo!

-¡Claro que lo es, soy tu prometida!

-¡Ex-prometida!

-¿Lo ves, Beatriz? Armando pasó la tarde libre y conozco esa expresión de satisfacción, ¡definitivamente estaba con una mujer! ¡Dijo cómo está!

Armando pone los ojos en blanco.

-¿Ah, sí? Porque esto le concierne a ÉL Y LA MUJER con quien pasó la tarde, si es que estuvo con una mujer, porque solo podría haberse ocupado de los asuntos.

Armando sonríe.

-¿Quieres decir que no te importa? ¿No tienes dignidad?

-¡Yo tengo! Por eso digo que algo así solo le toca a Armando y la mujer, no a ti ni a mí ojojojo.

Marcela lanzó su mirada de odio, mientras Armando contenía la risa, al igual que las chicas del cuartel que, al ver entrar a Marcela en la habitación, se echaron a reír.

-¡Riendo, falsas! Pero cuando Marcela Valencia se case con Armando, le voy a contar lo que hicieron y ¡los voy a echar a todos a la calle! - dijo Patricia.

Empiezan a imitar a Patricia, incluso tirando su cabello.

Armando, en cambio, sigue a Betty a la presidencia.

-¿Que haces aquí?

-Eres muy atrevida, ¿eh, picarona? - le da una nalgada y se marcha riendo, dejando a Betty roja de vergüenza y deseo, a pesar de que ha pasado toda la tarde en sus brazos, es que esse hombre la pone loca. ¿Y a quién quieres engañar? Ella no puede y no quiere resistirse a él, especialmente a causa de los demás.

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El lado "B" de BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora