CAP 2 ●

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Las mejores amigas también mienten

Rosse Leviett

Terminaron los primeros y fastidiosos tres turnos de la mañana, le daba gracias a el dios todo poderosísimo porque eran los turnos más pesados de el día. Logré entender casi todo y lo que no, mi querido amigo intentaba explicármelo, ya saben...intentaba.

—Bueno, listo, ya estamos en el almuerzo. Vienes conmigo a buscar a buscar a mi novio o te quedas aquí hablando con estas "criaturitas" – le pregunto con una de mis cejas arqueada, aunque ya se la respuesta.

—¿Y verte besuqueando a esa cosa? No gracias , prefiero mantener mi desayuno donde está –Me mira asqueado mientras sostiene su estómago con ambas manos.

—Sinceramente a veces me cuestiono como llevamos tantos años de amistad. Eres tan antipático que das repelús.

—Será porque soy un amor, doy buenos consejos, te consigo comida, te levanto en las mañanas, te traigo a la escuela...

—Ya, cállate, ya entendí.—lo interrumpo.

— Eres tan perceptiva — me observa burlón —Además sólo soy antipático con ese imbécil.

Me besa ambas mejillas y se va por el pasillo a quien sabe donde antes de que puede protestar.

Dejando de lado a mi mejor amigo y sus locuras, giro sobre mis talones y sigo la dirección opuesta en la que se fue él. Subo las escaleras de a dos hasta llegar a los salones de 3er año y me asomó en el salón de Marcos con la esperanza de verlo pero ni pista de él.

–Hey Mat – llamo a uno de sus amigos que me sonríe y se acerca – ¿Sabes dónde está Marcos ?

– Salimos hace unos minutos de la cancha , y cuando regresábamos me dijo que debía pasar por los laboratorios para realizar unas consultas.

Frunzo el señor con su respuesta, si dos palabras no podían estar juntas en una oración eran Marcos y estudiar.

Le agradecí  y me encaminé en su busca.  Bajé las escaleras que llevaban a los laboratorios retorciéndome los dedos por la emoción y los nervios que me da volver a verle .

Durante estos dos meses había trabajado en hacer  a un lado mis inseguridades , quería dar otro paso en nuestra relación , quería dar El paso.

Mi primera parada fue el salón de Física dónde reinaba el silencio la segunda parada biología, lo mismo; pero dicen que la tercera va la vencida.

El  salón de Química fue el tercero, el más alejado de todos y el menos visitado por el alumnado , dudé que Marcos estuviese allí y di la vuelta pero unos sonidos llamaron mi atención.

Gemidos

Eran a penas audibles pero aún así los escuchaba , me acerqué lentamente con el corazón palpitando tan fuerte que podía sentirlo en la garganta.

En el mejor de los casos detrás de la puerta se encontraría una pareja cualquiera teniendo sexo , yo me disculparía alegando que dejé algo en el salón y me iría.

En el peor... Pues realmente no quiero ni pensarlo.

Paso mis sudadas manos por mis jeans y suavemente agarro la manija de la puerta abriéndola tan lentamente que era tortuoso.

Pero para mi sorpresa o tal vez no , conocía perfectamente ese cabello castaño . Era él  , pero lo peor era que la conocía a ella más que a nadie.

Sus tacones se enterraban en sus glúteos mientras él empujaba hacia ella con fuerza para penetrarla .

Mis sentidos se apagaron por completo , no me podía mover , incluso podría asegurar que no estaba respirando.

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