CAP 5 ●

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El destino es una mierda y sus cosas son jodidamente certeras

Rose Leviett

   Definitivamente tendría que no haber tomado los consejos de los chicos.

   Desde que me baje del coche todos los ojos han estado puestos en mí , no se si por mi ropa o porque los cuernos me llegan a Narnia.

—Te lo dije, les ibas a robar el aliento—Justin seguía diciendo estupideces como siempre , extraño lo callado que se había estado en el coche.

—Seguro es por los cachos que me pusieron. — Dios que vergüenza, sería el hazme reír.

— Sigue engañándote Ross, lo entenderás en algún momento. Y entonces diré: Tienes el mejor culo de California, nena —Dijo nalgeándome y regalándome una sonrisa pícara.

— Imbécil, estamos dentro de la escuela – lo regañé.

— Te encantó.

—Claro que no—le dedique una sonrisa burlona.

Estábamos llegando ya a los casilleros cuando Jay se paró en medio del pasillo.

— Mierda, me deje la mochila en el auto – me dedicó una sonrisa de disculpas – Sigue sin mí, nos vemos en el salón.

—De acuerdo pero no te demores.

—Si señora — hizo un saludo militar, se giró y corrió por el pasillo saliendo de la escuela.

Llegué a mi casillero y abrí la cerradura. Estaba tomando algunos libros cuando escucho un carraspeo al otro lado de la pequeña puerta.

—¿Si ? – levantando mi vista del cerrojo me topo con Marcos —Oh, eres tú. Disculpa mi descortesía ¿Qué mierda quieres ? — suelto con bastante veneno.

-—Vamos nena, no hables así, hace que parezca una chica vulgar – intentó acariciar mi mejilla y me moví hacia atrás.

-—No, me, toques –  las palabras salieron con la rudeza necesaria – Primero que todo no me digas nena, segundo si te gustan tanto las zorras debes estar acostumbrando al lenguaje vulgar – bajó la cara , ni siquiera podía mirarme a los ojos – Si el que yo te hable así te lastima los oídos, ahorrame el suplicio y resbálate por una escalera. Salimos ganando ambos — Este se estaba ganando un golpe en la yugular  — Ahora quítate de mi camino Marcos , y por favor no vuelvas a molestarme.

Intenté irme pero fue en vano, volvió a colocarse frente a mi obstruyendo el paso.

—Ross no hagas esto – su voz fue de súplica – Vine a pedir perdón y sabes lo difícil que es esto para mí. Escúchame.

—¿Por qué se te hace difícil? ¿Se te va a romper el orgullo de macho o quizás ya lo tienes tan roto que no puedes con más? — ¿Dios se podía ser más estúpido? no lo creo — Marcos no quiero tus disculpas, no quiero escucharte y muchos menos quiero tener algo que ver contigo, me rompiste – la voz se me quebró en la última palabra , mejor me marchaba ya antes de empezar a llorar.

—No me dejaste opción , te negabas y te negabas a estar conmigo y ella estuvo allí – los ojos me ardían – Un año , Ross – me recordó como si no lo supiera – podemos arreglarlo todavía.

   Mi carcajada sin gracia resonó en el pasillo ¿Es que acaso estaba jodiendo conmigo?¿ Qué podíamos arreglarlo? ¿Es que acaso se le habían caído algunas neuronas en el camino?

— No podemos arreglar algo que ya no existe Marcos – levanté la mirada al techo para que las gotas no salieran de mis ojos – ¿Sabes que es lo verdaderamente jodido ? – pinché su pecho con mi dedo índice – que estaba dispuesta a dártelo – sus ojos se estrecharon como si no entendiera.

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