—¿Por qué no me respondías? —preguntó enojado, con los labios cepillando la garganta de su amante. Luego cerró su boca en un gran chupetón.
Cameron le dio una sonrisa con los ojos cerrados.
—Ya te lo dije, estaba ocupado.
Al parecer, era solo eso.
Dominic presionó sus dedos posesivos en las caderas, tatuándolos en la piel. Odió a su estúpida imaginación por conjeturar cientos de escenas terribles en su cabeza.
—Te he extrañado tanto.
—Ya estás aquí —le respondió.
De pronto, sus bocas volvieron a unirse.
La lengua de Dominic se enterró en su garganta y marcó su territorio en ese cuerpo que lo creía solo suyo, y odiaba pensarlo en brazos diferentes a los de él. Ese era un pensamiento, el cual de vez en cuando lo atormentaba. Sin embargo, Cameron jamás lo haría porque era consciente de que sería una puñalada en donde la sangre correría sin detenerse fuera de su cuerpo.
La bata se deslizó por los hombros. Cameron arrancó los botones de la camisa de su marido y la abrió, mientras que este se aflojaba la corbata y la arrojaba al costado.
Tenía la capacidad de matar a Dominic Callum sin haber tocado un arma jamás en su vida. Ese era el gran talento de Cameron Joyce.
Sus manos temblaban. Cameron comenzó a reír. Dominic siempre era muy apasionado, pero jamás lo había visto en tal estado de lujuria, como si su cerebro se hubiera retraído, dejando a su pene pensar por sí solo. Con prisa, desajustó el cinturón y bajó el cierre de la cremallera. El bóxer se posicionó entra las piernas, las cuales se abrían para recibirlo con gusto. Sus bocas apenas se despegaban. Respirar se hacía difícil entre jadeos y gemidos. Dominic quería devorarlo y Cameron, al parecer, esa noche solo se dedicaría a gozar cada cosa que ese hombre impresionante inventara.
Placer y más placer, esa era la consigna, la única que existía entre ambos. No hay nada más adictivo que la química sexual, y ellos habían tenido tanta desde el principio, desde que solo eran unos adolescentes que se animaban a ser algo que muchos temían. El agua y el aceite, el hombre de traje de Armani y el irreverente andrógino en motocicleta cubierto de pírsines.
—¡Ah! —Cameron gimió cuando el primer dedo embadurnado en lubricante invadió su cavidad.
—¿Me extrañaste? —preguntó Dominic con voz ronca, cargada de deseo y desesperación.
—Entra ahora.
—Espera, voy a...
—No me importa —contestó—. Me gusta el dolor del principio, ese dolor que de inmediato se transforma en placer.
Dominic enredó su lengua una vez más con la de ese hombre debajo de él, que rasguñaba su espalda con violencia, a punto de hacerla sangrar.
—Oye, cuidado —dijo en un momento, risueño.
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DOMINIC - T.C Libro1 (Romance gay +18)
RomanceLa vida de Dominic Callum tiene sentido después de mucho tiempo. Un trabajo tranquilo como abogado de una importante compañía lejos del Londres que lo vio nacer, amigos grandiosos y su esposo, Cameron, el hombre que ha amado desde siempre, por el cu...