—Trae alcohol.
Jared asintió ante la orden de Dominic y buscó el líquido en el tocador. Por fortuna, había una botella, de lo contrario tendrían que usar el whisky del frigobar.
Habían llegado al hotel, al cual ingresaron de forma separada para evitar sospechas. Acababan de deshacerse de más de una docena de tipos. Había cámaras, por lo que debían salir de Praga lo antes posible, pero sería imposible con Nyx así.
—Esto va a doler —advirtió Dominic ante la herida, que lanzaba sangre a borbotones.
Nyx asintió.
—Vamos, no te pongas romántico ahora, cariño. Entra de una vez, un solo empujón, como es tu estilo.
Dominic puso los ojos en blanco.
—Muy graciosa.
Cameron, en silencio, estaba sentado al lado de la ventana. Escuchaba todo lo que esa descarada le decía a su marido. ¿Quién carajo se creía para hablarle así?
Nyx se había quitado la camisa y solo llevaba un sostén blanco, que se teñía de rojo un poco más a cada segundo. Las luces de las lámparas eran suaves, así que Dominic alumbraba con la luz del celular para enterrar el cuchillo en el lugar correcto.
—Vamos, amor, no tenemos todo el día.
Cameron suspiró, conteniendo la rabia ¿Amor? ¿Acababa de llamarlo amor? No, esto ya resultaba intolerable. Dominic apenas le había dirigido la palabra desde que habían ingresado al lugar. Siempre concentrado en esa estúpida mujer, que de seguro hacía un escándalo a propósito. Tenía una bala en el hombro, ¡gran cosa! Se cruzó de brazos. De pronto, un escalofrío le cubrió el cuerpo.
Dominic le rasgó la piel con el cuchillo, y la herida ya no parecía tan pequeña. De hecho, Cam estaba seguro de que un dedo ingresaba en ese hueco sin problemas. La sangre caía sin control, manchando el piso.
—Debes poner una toalla, de lo contrario deberemos limpiar el desastre —aseguró Dominic, y Jared siguió los lineamientos de su primo.
—¿No deberíamos llamar a Ian?
Dominic negó.
—A esta altura no sabemos quién está de nuestro lado y quién busca rebanarnos el cuello. Ian es un chico grande, podrá cuidarse solo.
—Ella no mentía —replicó Cameron—. La mujer estaba engañando a Ian. Lo sé, hay cosas que no pueden fingirse.
—Eres el experto en armar buenos personajes, Cam, así que, si tú lo dices, lo creo.
—Vete a la mierda, Jared —insultó Cameron, y Jared sonrió.
El cuchillo entraba cada vez más profundo. La punta se movía de un lado a otro, buscando la maldita pieza de plomo.
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DOMINIC - T.C Libro1 (Romance gay +18)
RomanceLa vida de Dominic Callum tiene sentido después de mucho tiempo. Un trabajo tranquilo como abogado de una importante compañía lejos del Londres que lo vio nacer, amigos grandiosos y su esposo, Cameron, el hombre que ha amado desde siempre, por el cu...