La sangre se congeló y los orbes azabache se fijaron en cada lugar del enorme vestidor. Nada de lo que pertenecía a Cameron estaba, así como tampoco sus maletas.
—¡Cam! —gritó con fuerza. Entretanto, buscó un pantalón corto y una remera junto a unos tenis.
De inmediato, se movió a la sala, donde habían quedado sus bolsos, y buscó su arma.
—¡Amor! —exclamó como un loco desesperado.
Llegó a cada espacio y entendió que ninguna pertenencia de su marido estaba en el lugar. Sus ropas, joyas, los productos de higiene, ni siquiera su computadora. Preso de la desesperación, recorrió cada parte de la mansión y llamó a seguridad.
—Señor Callum.
—Mi esposo, ¿lo has visto?
—Sí, señor —contestó el hombre asustado ante la voz temblorosa de Dom—. Se fue hace unas cuatro horas.
—¿Llevaba maletas con él?
—No, señor. Él ha estado cargando algunas cosas ayer, pero hoy...
—¿Cómo? —Dominic temblaba, aturdido por lo que oía—. ¿Qué cosas?
—Dijo que iba a mudarse unos días, pues la casa necesitaba algunas refacciones.
Dom negó y caminó de un lado a otro.
—Está bien, Greg. Gracias.
Cortó la comunicación y dio pasos hacia la piscina, donde la verdad, como un gran globo, le estalló en la cara. En el camastro de madera africana, en ese lugar en el que tantas veces habían hecho el amor, encontró las respuestas que su corazón conocía, esas que había presentido desde la noche anterior, cuando su esposo lo recibió entre penumbras.
Una carta, la letra de Cameron en ella y la palabra «Dom» en el reverso, indicando a quién iba dirigida. Dominic, trémulo, como si estuviera a punto de morir de hipotermia, se sentó en el camastro. La cascada quitaba el silencio del lugar, un silencio que ni siquiera los pájaros con su canto romperían esta vez.
Dom...
Así comenzaba ese papel que le destrozaría el alma con cada letra.
Hay personas que te iluminan aun estando en la oscuridad. Eso es lo que siempre fuiste para mí, Dominic. No tengas miedo de lo que vendrá, de las oraciones que están plasmadas en este papel. No tengas temor, porque nunca lo tuviste y no vas a comenzar ahora.
Sé que debí detenerte anoche cuando me tomaste en tus brazos, pero me pareció injusto. Como verás, ya no estoy a tu lado y jamás volveré a estarlo.
¿La razón? Bueno, es algo que viene sucediendo desde hace varias semanas. Sin embargo, recién ahora he reunido las fuerzas y el coraje para enfrentarte. Tu viaje fue una bendición para mí después de todo. No deseo atarte a una traición, a un amor que ya no es correspondido.
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DOMINIC - T.C Libro1 (Romance gay +18)
RomanceLa vida de Dominic Callum tiene sentido después de mucho tiempo. Un trabajo tranquilo como abogado de una importante compañía lejos del Londres que lo vio nacer, amigos grandiosos y su esposo, Cameron, el hombre que ha amado desde siempre, por el cu...