Cameron apenas fue consciente cuando los hombres lo arrastraron por los pasillos. Sus párpados pesaban. Escuchó pasos de tacones, los cuales iban y venían a su alrededor.
¿Hacia dónde lo llevaban? ¿Quiénes eran estas mujeres que quedaban paralizadas al ver el modo en que lo trataban? ¿Lo matarían ahora que había cumplido con su parte, destruyendo a la única persona que lo amaba de verdad en el mundo?
Tantas preguntas invadían su cabeza, tantas que apenas se concentraba en la situación que vivía, en el peligro inmenso.
—Dominic —susurró su nombre. Sabía que jamás volvería a verlo.
Se aferró a su recuerdo, a lo único que le quedaba.
Se detuvieron en una de las puertas. Uno de los guardaespaldas pateó la madera con violencia e ingresó, arrojándolo dentro de la habitación. Los párpados pesaban tanto.
«Dominic», otra vez lo llamó con su mente y su corazón.
La esperanza de que lo escuchara aún latía como un estúpido sueño, como la más cruel de las ilusiones.
Sentí una mano cálida acariciar mi cabello una y otra vez. En un instante creí que continuaba soñando contigo, con la forma en que me arropabas cuando dormía o descansaba a tu lado.
Volví a nombrarte. ¿Cómo lo sé? Ella me lo dijo. Estaba entre sus brazos en la cama. Ella me sostenía. Abrí los ojos y me encontré con Gemma, con mi hermana, esa mujercita que hacía años no veía, y sí, me recordaba. Pese a todo, me recordaba.
—Cameron —dijo cansada y triste.
Me senté en la cama y la abracé tan fuerte. Intenté recuperar todos los abrazos perdidos, todo eso que nos negaron a lo largo de décadas. Me separaron de ella porque era homosexual. Esa era la verdad triste y lacerante. Sufrimos innecesariamente, y ahora, como si el dolor se riera a carcajadas, volvía a esclavizarnos.
—Gemma —pronuncié, y besé su cabeza.
Dios, mi cuerpo dolía, sobre todo mi estómago. Los imbéciles sí que golpeaban duro.
—Tengo miedo. No sé qué nos van a hacer ahora.
—Nada —respondí sin un deje de dudas—. Encontraré la forma de salir de aquí.
Ella negó. Su rostro estaba hinchado por la cantidad de lágrimas que había derramado.
—Es una venganza contra mi esposo —relaté con pesar—. Al parecer, hizo algo que quieren que lamente todos los días de su vida, o al menos eso es lo que ellos creen.
—¿Por eso estamos aquí? ¿Por tu esposo? ¿Estás seguro?
—No —sentencié—. Estamos en este desastre porque no confíe en él. Dominic jamás habría permitido que esto nos ocurriera.
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DOMINIC - T.C Libro1 (Romance gay +18)
RomanceLa vida de Dominic Callum tiene sentido después de mucho tiempo. Un trabajo tranquilo como abogado de una importante compañía lejos del Londres que lo vio nacer, amigos grandiosos y su esposo, Cameron, el hombre que ha amado desde siempre, por el cu...