—«Yo, Theodor Callum, he decidido dejar en estas líneas mi voluntad. La vida es un laberinto, al menos así lo ha sido para mí. Entre luchas, heridas, sinsabores y alegrías. Nada nos prepara para nuestro destino. Nada nos hace tan libres como la idea de vivir en el presente sin pensar en el futuro o volver con nuestra mente al dolor del pasado. Lo que dejo aquí es mi legado, lo que quedará de mí cuando mi cuerpo sea cubierto de tierra. Solo los fuertes sobreviven. Los débiles son esclavizados, y en parte lo merecen. Nada bueno sale de la debilidad, de las emociones que nublan nuestro juicio y nos hacen tomar decisiones equivocadas. Sin embargo, hoy considero que solo uno de ustedes, que está presente en este momento, tiene lo necesario para continuar liderando esta familia. Solo uno, el más apto, como diría el gran Charles Darwin. Aquel que ha sobrevivido y ha sido puesto al candor del fuego de las circunstancias. Un hombre que sabe lo que es perder, y por ello tomará la victoria con un sabor distinto. La vida puede ser un laberinto, pero también un rompecabezas. Hay piezas con las cuales jamás nos encontraremos, piezas que faltarán a tal punto que nos harán cuestionar nuestra propia cordura. Los Callum hemos nacido para pelear. Por nuestro cuerpo corre la sangre de guerreros, nobles, mercenarios, caballeros. Hombres hechos para avasallar a la misma vida aun cuando esta nos ponga de rodillas y quiera doblegarnos. He analizado a cada uno de mis descendientes, a los hombres y mujeres de esta familia, y nadie lleva la guerra en la sangre. Nadie, excepto él, excepto este muchacho que creció entre leones y hienas. Y por eso merece mi legado. Las acciones en los bancos Westminster de Inglaterra, Zúrich y Berna de Suiza, el Banco de Berlín en Alemania, la compañía de diamantes en Sudáfrica, las acciones en la compañía unida de Bélgica, las acciones en Pratz Company de Siberia, Rusia, la empresa Mar del sur y mar del norte dedicada a la explotación de la pesca, los campos de Escocia y Gales, mi mansión en Londres, mis dos departamentos en Nueva York, mi campo de trigo en Queensland, Australia, y mi mansión en el mismo lugar, y mi colección de cincuenta autos, mi colección de obras de arte, mis relojes antiguos y mi anillo Lauburu deben ser entregados a Dominic Arn Callum, quien es el propietario de mi esfuerzo y sacrificio a partir de este momento. Sé que muchos cuestionarán mi decisión. Confíen en mí, llevar el legado Callum es una carga pesada, y, desafortunadamente, el resto no tiene lo necesario para hacerlo».
Dominic frunció el ceño. Su mente estaba nublada por todo el palabrerío. Los gritos en el lugar no se hicieron esperar. Personas lloraban y percibían que el fin de una vida holgada había llegado. Su abuelo, el viejo cruel e hijo de puta, lo había sentenciado una vez más. Dejarle su fortuna era similar a lanzar una gota de sangre en medio del Índico. Los tiburones habían despertado, y Dominic estaba rodeado de ellos.
Jared se carcajeó y le golpeó la espalda.
—¡La puta madre! ¡Sí que te lo guardaste!
La palmada fue tan fuerte que lo hizo ir hacia delante en la silla.
Dominic se cubrió el rostro con las manos y luego se puso de pie.
—No lo quiero.
—¿Qué te pasa? ¿Por qué no?
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DOMINIC - T.C Libro1 (Romance gay +18)
RomanceLa vida de Dominic Callum tiene sentido después de mucho tiempo. Un trabajo tranquilo como abogado de una importante compañía lejos del Londres que lo vio nacer, amigos grandiosos y su esposo, Cameron, el hombre que ha amado desde siempre, por el cu...