30 Pacto con el diablo💖🔥

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La música se escuchó en cada espacio, y entendí que debíamos prepararnos

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La música se escuchó en cada espacio, y entendí que debíamos prepararnos. Nadie había hablado conmigo. Desconocía cuál sería mi rol o si solo prolongaban mi agonía. Tenía miedo por Gemma, por mí, pero sobre todo, y puedes creerlo o no, a esta altura ya no me importa, por ti. Te diré toda la verdad. Te expondré mi corazón desnudo como siempre debió haber sido. Tenía tanto miedo por ti ahora más que nunca.

Eras el fin último de Klaus. Dios, de solo pensar tu tristeza al creer que había muerto, y resultaba que el tipo solo se había escondido estos años, esperando, ansiando el momento para actuar. Ese día, cuando me contaste de tu familia mientras estábamos en la cama, supe que tu relato era solo la punta del iceberg. Había demasiada escoria hundida para arruinar un momento. Me tenías, y con eso te bastaba. Yo era lo más importante para mí; me dabas tanto valor que solo te conformabas con eso.

Eres un hombre simple a pesar de tu fortuna y tu belleza. Siempre amé eso de ti. Sí, todavía lo hago, porque uno no se despoja de lo que ama así como así.

Me rompe el alma tener que relatarte todo esto, pero, como en uno de mis sueños, debo aprovechar todos los momentos contigo aun sabiendo que ya nada te une a mí, ni siquiera un anillo.

Me miré al espejo y arreglé mi ropa. Gemma me entregó los maquillajes, así que me arreglé tan bien como mis ánimos lo permitieron. La puerta se abrió en un instante y los dos bastardos de la mañana aparecieron.

—El jefe quiere verte.

Caminé hacia ellos. Me guiaron por el pasillo hasta afuera del lugar, una especie de pasadizo que me llevó a otra parte de Lust, una que pocos visitaban. Abrieron la puerta de una ostentosa oficina, donde un hombre de traje esperaba.

La habitación estaba iluminada y las paredes, pintadas de un color crema que combinaba con los muebles blancos.

—Cameron Joyce, es un gusto —dijo el tipo castaño con una sonrisa de oreja a oreja.

Gemma tenía razón, seguro tenía unos 50 años.

—Soy Rizzo. —No respondí. ¿Qué iba a decirle? ¿«El gusto es mío»?—. Por favor, siéntese.

Hice lo que me ordenó y observé todo el lugar. Una ventana en uno de los costados era el único contacto con el exterior, teniendo en cuenta que las ventanas en la habitación de Gemma estaban cerradas.

—Lamento el incidente con mis muchachos.

—¿Y con mi hermana? —indagué enojado, sin ánimos de calmarme.

Él afirmó sus antebrazos en el escritorio.

—Gemma es una chica rebelde a veces. Hay que enseñarle los límites.

—¿A golpes?

Rizzo me miró por un segundo y sonrió.

—Bien, no fingiré que vamos a ser buenos amigos, porque nunca sucederá—confesó—. Lo he traído aquí para explicarle las reglas.

DOMINIC - T.C Libro1  (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora