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KIM

Trabajar en una hamburguesería parece lo típico a lo que se dedicaría una adolescente para conseguir un poco de dinero, y si, era lo típico, y de hecho lo que hacía.

Mi tarea allí era atender a los clientes y rellenar refrescos, algo sencillo, pero más o menos bien pagado comparado con otros empleos, así que no tenía queja al respecto, además, tampoco estaba para volver a buscar trabajo con lo que me costó encontrar uno.

Vi a la hora exacta a la rubia pasar por la puerta y entrar en el local, mi corazón se aceleró, pero por suerte ya había practicado una mirada seria natural, por lo que no iba a ponerme a dar saltos de alegría, por ahora, por ver que había venido y no me había dejado plantada.

Me quité el delantal y lo colgué en una percha detrás de la barra. Observé cómo se sentaba en una mesa mientras me quitaba el uniforme del trabajo. Me acerqué cuando terminé.

-Hola- comencé a decir, me respondió con una sonrisa.- ¿Quieres algo de comer?

-No hace falta, no tengo hambre.

-Está bien, yo voy a por algo para mí. Me muero de hambre- dije soltando un suspiro de cansancio. Ella se rio y asintió.

Fui a la cocina a por una hamburguesa y algo de beber, para lo que cogí dos pajitas.

-¿Por qué coges dos pajitas?- preguntó Melanie con el ceño fruncido al verme llegar.

-Por si quieres beber luego- dije sentándome enfrente de ella.

Se encogió de hombros como respuesta.

No hubo más conversación y empecé a comer en silencio, disfrutando de mi hamburguesa. Noté que desde un principio Melanie me observaba incómoda mientras comía.

-¿Estás bien? ¿Pasa algo?– dije preocupada, sin poder evitar preguntar.

-Sí, nada, no te preocupes- dijo mirando a la mesa.

<<Joder, ya la he cagado.>>

No quería hacerla sentir mal la primera vez que la veía a solas, por lo que dejé la mitad de la hamburguesa a un lado.

Después de unos segundo de silencio Melanie comenzó a hablar:

-Bueno... ¿y por qué trabajas? ...no conozco a casi nadie que trabaje a nuestra edad.

-Digamos que necesito el dinero para pagar algunas cosas. - dije intentando parecer natural al hablar. Melanie solo asintió interesada- ¿Y tienes aficiones?

-Creo que ya sabes que me gusta leer por el numerito de la biblioteca, así que las preguntas básicas podemos dejarlas a un lado, porque yo ya sé que te gusta el fútbol- dijo riéndose mientras yo sonreía- Por cierto, no sabía que tenías mechas, te las vi ayer en el partido.

-Ya, no mucha gente lo sabe porque me las tapa el resto del pelo, pero sí.

- ¿Llevas mucho con ellas?

-Sí, varios meses- dije asintiendo concentrada en la conversación, ella también asintió.

***

Tras varios minutos de conversación vi cómo Melanie miraba varias veces al vaso con las dos pajitas, deseosa.

-¿Quieres?- pregunté señalando el vaso- No he bebido nada, es Coca-Cola.

Melanie cogió la bebida con vergüenza y le dio un sorbo. Puso inmediatamente una mueca de disgusto.

-¿¡Esto es alcohol!?- dijo poniendo cara de asco y dejando el vaso en la mesa mientras yo me reía.

-Si, te he tomado el pelo. - dije asintiendo con una sonrisa divertida- Espera, te traigo refresco.

Cogí el alcohol y me levanté para ir a buscar un vaso con Coca-Cola, observada por los ojos entrecerrados de la rubia.

Cuando llegué a la mesa y dejé el vaso enfrente de ella, volvió a hablar:

-¿Seguro que esto es Coca-Cola?- preguntó señalando el vaso- Porque como sea wiski o algo así te lo pienso tirar a la cara.

-No coño- me reí- esto es Coca-Cola, aquí no tienen tanto dinero como para permitirse comprar pijadas de esas.

Observé cómo Melanie sorbía de la pajita varias veces y parecía satisfecha con el resultado.

-Bueno- comenzó a hablar- ¿esto significa que bebes alcohol?- se echó atrás en el asiento mientras jugaba con el vaso del que acababa de beber

-No...- me tensé en mi sitio- no bebo- levanté la cabeza al darme cuenta de que la había bajado e intenté volver a un tono natural- digamos que tengo...un problema con el alcohol...

Melanie parecía intrigada por mi respuesta, pero no siguió preguntando y cambió de tema en cuanto terminé de hablar.

***

-¿Quieres que te acompañe a casa - pregunté cuando salimos del local.

-No hace falta- dijo con una sonrisa de agradecimiento.

Ella iba un poco por delante de mí, a mi izquierda.

-Espera- se giró hacia mí en seco con el ceño fruncido como una niña pequeña.

<<Adoro a esta chica.>>

-Dime- respondí.

-No me has dicho cómo te llamas- continuó hablando con el ceño fruncido.

Le sonreí divertida antes de contestar:

-Pues no te daré el gusto de saberlo hasta la próxima cita.

Melanie se tensó, abrió mucho los ojos y se puso roja.

-¿Ci...cita?

-Joder...- aparté la mirada divertida- ¿enserio no te has dado cuenta?- la rubia no respondió, seguía roja- Pero te voy a dar mi número, eso te lo mereces.

Levanté el brazo y le mostré la palma de la mano, haciendo un gesto para que me diera su teléfono. Tardó en reaccionar, pero unos segundos después rebuscó en su bolsillo y me puso su móvil desbloqueado en la mano.

Apunté mi número de teléfono en sus contactos y le volví a tender el móvil.

-Además- volví a hablar- te voy a dejar tener la iniciativa a ti, así que no me des tu número.

Me despedí con la mano y caminé en sentido contrario a donde íbamos, de camino a la parada de autobús para volver a casa.

No pude evitar sonreír al sentir su mirada en la nuca mientras me alejaba por la calle.

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