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MELANIE

No pensé que al volver a casa después del partido de esa chica ya la volvería a ver el día siguiente.

<<Tienes que preguntarle el nombre.>>

Pero al final había salido bien el plan, aunque no mucho por mi parte, todo el trabajo lo hizo ella.

<<Como la última vez.>>

Entré en casa y cerré la puerta detrás de mí, nada más girarme me encontré a mis padres con los brazos cruzados y mala cara. Mi padre comenzó a hablar:

-Melanie ¿dónde has estado toda la tarde? ¿¡Sabes la hora que es!?- bajé la cabeza y miré el suelo, esto no cambiaría nunca- ¡Responde!- di un pequeño salto al oír a mi padre gritarme tan alto.

-No sé qué hora es...- dije muy bajo.

-¡No te burles Melanie, sabes a qué quiero que contestes! ¿¡Con quién has estado y dónde!?

-He estado en el parque...con Catherine y...se nos ha pasado la hora. Perdón, no volverá a pasar- mentí, sabía que Catherine era la única persona en la faz de la tierra a la que mis padres apreciaban. Por ello era mi excusa muchas veces, y ella lo sabía.

Mis padres cambiaron completamente de expresión a una de emoción y alegría, mi madre sobre todo era la que más apreciaba a Catherine, hasta el punto de que yo ya sabía que la consideraba a ella más su hija que yo.

-¿Has estado con Catherine?- dijo mi madre nada más nombrarla con una gran sonrisa dando un paso adelante- ¿Ha cenado? Dile que pase y se quede a dormir, que mañana no hay clase.

-Ya se ha ido, pero mañana hemos quedado a las siete de la tarde.

-Bueno, pues la próxima vez le dices que se venga- dijo decepcionada.

Esquivé a mis padres y subí las escaleras a mi habitación en silencio.

Me tiré en la cama con los brazos y las piernas bien abiertos y solté un gran suspiro de alivio por haber pasado intacta de la conversación con mis padres.

Rato después me puse el pijama, cené cualquier cosa y me fui a la cama.

***

Al día siguiente, antes de la comida, fui a preparar la ropa para el encuentro que tendría esa tarde con la castaña misteriosa del día anterior.

<<Sí, misteriosa porque no sé su nombre ¿algún problema?>>

Abrí el armario y saqué un peto vaquero con una gran sonrisa, los petos siempre habían sido mi prenda favorita, sentía que me representaban bastante, pero ese era especial, me lo había regalado mi abuela el año pasado y desde entonces me lo intentaba poner el mayor número de veces posible.

Junto con el peto, puse sobre la cama un top blanco y saqué unas deportivas, también blancas, del armario. Faltaba mucho tiempo para las siete, pero me hacía ilusión adelantar el sentimiento de felicidad.

Cuando terminé bajé al comedor, la comida estaba servida en grandes fuentes en la mesa, y como siempre nadie me había avisado para que bajara porque:

1- Mis padres no pensaban lo suficiente en mí.

2- Estaban obsesionados con que comía "demasiado" y no querían avisarme para tener la excusa de "ya es tarde para comer y no has bajado cuando era la hora".

Me senté a la mesa, mis padres me miraron de reojo, como siempre en silencio, y comencé a servirme guisantes, arroz y filetes de las fuentes que habían puesto en el centro de la mesa.

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