KIM
Volví a casa en autobús después de la quedada con Melanie.
Abrí la puerta del piso, la cerré a mi espalda y dejé las llaves en una mesita de la entrada.
-¡Ya estoy William!– grité para avisar de que había llegado.
Me asomé al salón esperando ver al hombre que había sido una vez mi padre, pero no estaba, me asomé unos segundos más tarde a su habitación, tampoco.
Ignoré la situación, ya que seguramente estaría haciendo lo de siempre, drogándose o bebiendo, y mientras no fuera en mi presencia, mejor.
Me metí a la ducha minutos después, poniendo la música muy alta, como siempre, para poder escucharla bien, ya que siempre dejaba el móvil tirado en la cama.
***
Salí de la ducha y me puse una toalla alrededor del cuerpo para secarme, me acerqué al espejo con una toalla más pequeña para el pelo. Me lo sequé a medias, me puse el pijama y salí del baño.
Me acerqué a la cama para coger el móvil, no tenía ninguna notificación de la rubia, pero solo había pasado una hora desde que nos habíamos despedido, no creía que me fuera a escribir en un rato.
Apagué la música y conecté los cascos al teléfono antes de ponérmelos alrededor del cuello y buscar a mi padre de nuevo por la casa. Seguía sin aparecer.
Solté un suspiro mientras me ponía los cascos y volvía a ponerme la música.
Fui a la cocina y me metí el móvil en el bolsillo. Saqué dos platos y dos vasos y los dejé en la encimera, sabía que mi padre no cenaría conmigo, pero era humana, y aunque no me gustara seguía teniendo compasión por él.
Abrí la nevera y solté otro suspiro al ver que lo único que había en ella eran unas rebanadas de pan y mantequilla de cacahuete.
<<Vaya mierda de cena. Y mañana tendré que ir a comprar.>>
Puse los ojos en blanco antes de coger la única opción que tenía para cenar y preparar dos sándwiches, uno para William y otro para mí.
Me comí mi sándwich sentada en un taburete de al lado de la isleta de la cocina y cuando terminé dejé el otro allí para que mi padre lo viera al llegar.
Me lavé los dientes mirando a cada rato la pantalla del móvil, esperando un mensaje de Melanie, pero no llegaba nada.
***
Cerré la puerta de mi habitación y rebusqué en el armario, al fondo de este palpé con la mano un pequeño bote de metal. Saqué la hucha y me senté en la cama mientras la abría, cogí ochenta dólares, sería suficiente para comprar lo necesario al día siguiente.
Me levanté y guardé la hucha en un lugar diferente, debajo de la cama en este caso. La cambiada de lugar casi a diario para que mi padre no la encontrara fácilmente si algún día quería cogerme dinero para pagar sus mierdas.
A lo mejor parecía egoísta guardar y ahorrar yo sola el dinero, pero sabía que en sus manos se acabaría en poco tiempo, y no había estado trabajando meses para que mis ahorros se fueran en un suspiro. Además, no lo guardaba para mí, hacía que no tenía un capricho más de un año, y no me iba a dar ninguno hasta salir de esta situación y poder permitírmelo, y no parecía que fuera a ser corta.
Me tumbé en la cama y me quité los cascos antes de mirar otra vez la pantalla del móvil, ningún mensaje de Melanie, y por mucho que quisiera mandarle un mensaje, no podía.
El método que había utilizado no era muy complicado, si de verdad le interesaba a esa chica, me escribiría, y si no, demostraría que había quedado conmigo por no quedar mal o algo por el estilo. Y esperaba con todo mi alma que no fuera la segunda opción, porque me moría por tenerla entre mis brazos algún día.
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Ayúdame a Vivir
Teen FictionKim no entiende qué es vivir ni su sentido y arrastra una vida complicada, Melanie es una inexperta sometida a muchas críticas. Si toparse con alguien en el pasillo es de película, Kim lo odiaría, pero Melanie es una persona demasiado llamativa como...