KIM
Cuando llegó el día de mi cumpleaños, fui al hospital a celebrarlo con mi madre, ya que no tenía con quién más hacerlo.
-Hola cariño- me saludó mi madre con una gran sonrisa- ¡Felices diecisiete añazos!
-Gracias- le devolví la sonrisa y ella me dio un beso en la frente.
-No he podido comprarte nada, perdón- dijo con una mirada triste.
-No importa mamá, no hace falta.
Unos minutos después, mi madre volvió a hablar:
-Kim- la miré- ¿te pasa algo? Estás un poco rara.
-Más o menos...
-¿Es por esos moratones?
-Bueno...no es lo principal...
-¿Es esa chica otra vez? De la que me hablaste hace tiempo- me miró triste.
-Sí...es que...creo que me he enamorado y... no la puedo tener...- se me llenaron los ojos de lágrimas.
-Ay mi amor, ven aquí- me dio un abrazo- ¿Sabes? A tu edad me pasó lo mismo...conocí a una chica que me gustaba mucho...pero, no supe luchar lo suficiente por ella y las circunstancias nos hicieron coger caminos diferentes...- pareció sonreír con ternura ante esos recuerdos- Luego conocí a tu padre, fue bonito al principio y hasta que llegué al hospital, pero siempre supe que seguía enamorada de ella...y luego llegaste tú, y eres lo mejor...- me acarició la mejilla- Pero, la cuestión es, que si de verdad te gusta, lucha por ella, porque no todo vuelve solo, a veces hay que esforzarse por las cosas ¿vale?- asentí- Una cosa más.
-Dime.
-Cuando salga de aquí...por todo lo que te está haciendo tu padre...podemos irnos tú y yo a algún sitio de Europa, solas ¿vale? Como regalo de cumpleaños, aunque sea atrasado...
-Está bien.
-Y... aunque te cueste...cuida de él lo más que puedas- asentí de nuevo- Sé todo lo fuerte que puedas ser, tendrás tu recompensa.
Una hora después hablando con mi madre, salí de la sala.
El médico de siempre me informó sobre su situación:
-Ha estado empeorando durante las últimas semanas- asentí- Por el momento no sabemos si podrá empeorar más, pero tenemos la esperanza de que no, aunque tal vez sea complicado...
-Está bien, vendré en unos días de nuevo.
-Hasta entonces.
***
Aproximadamente un mes después de mi cumpleaños, recibí una llamada volviendo tarde del trabajo.
-¿Hola?- dije cuando respondí.
-Buenas noches ¿es usted Kim Belanger?
-Sí.
-Mire, la llamamos del hospital- noté un escalofrío recorrerme todo el cuerpo- Usted ingresó a su madre hace más o menos un año por un tumor cerebral ¿es correcto?
-Sí.
-Le...le queríamos informar...- se notaba que a la persona que estaba al otro lado de la llamada le costaba decirlo- de que su madre ha fallecido hace poco más de una hora...
-¿Cómo?- se me cortó la respiración.
<<No, no, no, ahora no, mamá no...>>
-Los médicos entraron a la sala y... la encontraron sin pulso, hemos intentado hacer todo lo posible, pero no hemos podido ayudar...lo siento mucho...
<<Mamá...no por favor, tú no...>>
-Le ha dejado unas cosas, así que pásese cuanto antes para recogerlas, gracias...
La llamada se terminó.
Bajé el brazo con el que sostenía el móvil.
-No...mamá- las lágrimas comenzaron a resbalarme por las mejillas- no...por favor no...
Cuando llegué a casa todavía no había dejado de llorar.
-Papá...
Sí, le llamé papá después de todo, después de los golpes que me había dado y de lo que había sufrido por él. Sentía un vacío en el pecho, y solo quería un hombro para llorar.
Él estaba en el salón viendo la televisión.
-Papá...- me apoyé en una mesa del salón, para no caerme. Él no me miró- mamá ha...mamá ha...- las palabras se me atascaban en el pecho, si lo decía tendría que aceptarlo, y tal vez no estaba preparada para aceptar que el único apoyo moral y maternal se acababa de ir para siempre hacía unas horas- mamá ha muerto...
Volví a sentir las lágrimas resbalar por la piel, parecía que por donde pasaban arañaban, pero no me importaba sufrir por su muerte, sé que ella no habría preferido que fuera feliz a pesar de ello, ella desde pequeña me había enseñado que llorar no era malo, así que eso era lo que quería que hiciera, que llorara para luego levantarme de nuevo.
Él no se movió.
-Papá- seguía sin reaccionar- mamá ha muerto- nada- mamá ha muerto, mamá a muerto- empezaba a desesperarme ¿Por qué no le importaba?- ¡Mamá ha muerto joder, ha muerto!
No sé si lo decía tantas veces para informarle a él o para hacérmelo aceptar a la fuerza, para mentalizarme de ello.
Le grité varias veces más hasta que no pude hablar de tanto llorar. Las palabras de mamá vinieron a mi cabeza:
"Lucha por lo que quieres."
Lo que quería era irme de allí, no quería volver en mi puta vida a ese piso donde, prácticamente, luchaba por sobrevivir.
Un nombre siguió las palabras de mi madre en mi cabeza:
<<Mel...>>
Cogí el móvil y la desbloqueé.
Kim: Mel ¿puedo ir a tu casa?
No tardó en contestar.
Melanie: Claro
Cogí la mochila del colegio y metí en ella un poco de ropa, maquillaje y un neceser.
Después salí de allí, sin mirar atrás, rezando porque no tuviera que volver a pisar el suelo de ese lugar otra vez.

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Ayúdame a Vivir
Teen FictionKim no entiende qué es vivir ni su sentido y arrastra una vida complicada, Melanie es una inexperta sometida a muchas críticas. Si toparse con alguien en el pasillo es de película, Kim lo odiaría, pero Melanie es una persona demasiado llamativa como...