KIM
Después de media hora andando hasta la parada, me monté en el autobús que, como siempre, estaba lleno de gente que venía de trabajar, había desde gente con trajes caros y maletines hasta personas con uniformes manchados de sustancias y restos de materiales.
Recibí un mensaje de Melanie unos minutos después de subirme al vehículo. Sonreí antes de contestar:
Melanie: Hola, soy Melanie :))
Kim: Hola, ¿qué tal? ¿Tus padres te han dicho algo por la hora y eso?
Melanie: No mucho, me han dejado tranquila así que no te preocupes.
Kim: Está bien entonces.
Seguimos hablando hasta que llegué a mi destino, al cual no me hacía ilusión llegar.
Kim: Hablamos luego, que ya he llegado a mi parada.
Melanie: Está bien, hasta luego.
Me bajé de la parada mientras me guardaba el teléfono en el bolsillo del pantalón y saqué las llaves cuando llegué a la puerta de mi apartamento.
Me apoyé en la puerta para abrirla, pero me di cuenta de que no necesitaba hacerlo cuando esta se abrió por mi peso.
Me asomé con el ceño fruncido, confundida.
<<Cerré cuando me fui.>>
Me asomé al salón, William dormía en el sofá, como siempre.
Fui lentamente a mi habitación y me asomé.
-Oh, mierda- susurré al ver mi habitación completamente desordenada.– mierda, mierda, mierda.
Metí la mano debajo de la cama, donde había guardado la hucha la última vez.
-Por favor no- dije desesperada.
Abrí la hucha, estaba vacía.
-Joder...mierda...
Me levanté y fui al salón.
Sacudí a mi padre para que se despertara.
-¡William! ¡William despierta! ¡Despierta William, joder!
Abrió los ojos de golpe, nervioso.
-¿¡Dónde está el dinero!? ¡No queda nada!- le empecé a decir, nerviosa- ¡Venga, dime dónde lo tienes! ¿¡Qué coño has hecho con él!?
Se levantó de golpe.
-¿¡Eres gilipollas o qué!? ¡No puedes gastarte lo poco que tenemos en esas mierdas tuyas, drogata de los cojones!
William me golpeó en la cara con la mano abierta, noté cómo me ardía la zona que acababa de recibir el golpe y me llevé una mano para palparla.
Le miré a los ojos antes de salir corriendo a mi habitación. Por una vez en mi vida le tenía miedo.
-¡Espera!- corrió hacia mi sollozando- ¡Lo siento Kim, no era mi intención darte!
A parte de miedo sentía rabia por el dinero, llevaba meses ahorrando y, además, también tenía lo que me había proporcionado el director entre los ahorros del trabajo. Pero ahora no había nada, estábamos jodidos.
Corrí hasta mi baño y cerré la puerta. Puse la música a todo volumen para ignorar los golpes que mi padre estaba dando en la puerta y me metí a la ducha.
La gente diría que qué hacía duchándome mientras mi padre aporreaba la puerta, y estar tranquila haciéndolo, pero a esas alturas era mi única opción para sentir calma, y era tarde para salir de casa a algún sitio.
Unos minutos después, noté cómo los golpes que había estado dando mi padre cesaban. Sin contar la música, hubo silencio unos segundos, hasta que un fuerte golpe hizo que la puerta se abriera.
Me tapé rápido con una toalla.
-¿¡Pero qué coño haces!?- le grité a mi padre- ¡Fuera joder, fuera!
No reaccionó, se quedó mirándome embobado, lo que me produjo incomodidad.
Se notaba que estaba drogado, normalmente tenía cambios de humor, pero nunca me había golpeado. Pensaba que todavía una parte de su él anterior, un padre cariñoso y sensible, seguía dentro de él, pero al parecer había desaparecido hacía mucho.
-¡Vete joder!– seguía sin hacerme caso.
Salí de la ducha con la toalla enrollada alrededor del cuerpo y le empujé hasta sacarlo del baño y cerrar la puerta.
Miré a mi alrededor, nerviosa y me escurrí por la puerta, llorando. Cuando estuve sentada en el suelo pude ver que el cerrojo de la puerta estaba a unos centímetros de mí, roto.
Escondí la cabeza entre mis piernas y seguí llorando.

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Ayúdame a Vivir
Ficțiune adolescențiKim no entiende qué es vivir ni su sentido y arrastra una vida complicada, Melanie es una inexperta sometida a muchas críticas. Si toparse con alguien en el pasillo es de película, Kim lo odiaría, pero Melanie es una persona demasiado llamativa como...