34

7 0 0
                                        

KIM

Unos días después de la charla con el director, me acompañó a poner la denuncia a mi padre.

-La denuncia puede ser por tráfico de drogas ¿no?- propuso el director cuando estábamos de camino.

-Supongo que cuadraría.- me encogí de hombros.

-Cuando lleguemos déjame hablar a mí, puedes esperar sentada en la sala de espera si quieres.

-Sí, mejor...

Al llegar me senté entre un señor que parecía enfadado y una señora mayor con un gato. Observé al señor Kennedy desde la distancia, él me sonrió desde la fila en la que estaba cuando notó que lo miraba.

Después vi cómo hablaba con un policía cuando llegó su turno, su expresión pasó a una calmada y seria, al igual que la del policía, que pasaba de mirar la pantalla del ordenador, en el que escribía algo, al señor Kennedy. Luego vi como el policía asentía y le hacía firmar una hoja, le decía algo y el director me hacia una seña para que nos fuéramos.

-¿Cómo ha ido?- pregunté con curiosidad.

-Bien, me ha preguntado los datos de tu padre, lo tuyos y he firmado.

-¿Y qué te ha dicho?

-Que en unos días le detendrán si encuentran pruebas- asentí- Bueno señorita, vamos a casa.

Las semanas después de poner la denuncia fueron más fáciles de lo que pensaba, encontraron fácilmente la droga en el piso, y detuvieron a mi padre. Por una parte me daba pena hacerle eso, pero sabía que iba a ser lo mejor para él, porque podría recuperarse y porque podría mantenerlo alejado de mí. Además, estaba encontrando otra figura paterna, y era Liam Kennedy.

Cuando fui por primera vez a su casa me pareció acogedora desde el principio:

-Qué bonita- dije mirando a todos lados cuando entré con mis cosas en cajas.- Pero ¿no es un poco grande solo para ti?

-Bueno, en realidad en su día la compartí con mi exmarido, pero no funcionó y me acabó cediendo la casa.

-¿Dónde dejo esto?- me referí a mis cosas, que estaban en varias bolsas y cajas grandes.

-Arriba a la derecha hay una habitación para ti, con cama, decórala como quieras, esta es tu casa ahora- me sonrió y yo subí animada las escaleras.

Cuando entré a la habitación abrí la boca sorprendida, era enorme, casi como la de Mel.

-¿Te gusta?- dijo Liam detrás de mí.

-¡Me encanta!- le di un abrazo- Gracias, gracias de verdad.

Me tiré sobre la cama de un salto.

-Había pensado en que en unas semanas, pintando las paredes y poniendo pósters y eso puede ser toda tuya a tu estilo. Así que no dudes en pedirme algo ¿vale?- asentí y él se fue con una sonrisa.

Una semana después de eso, Liam era mi tutor legal, y para mí un padre.

La cara de mi madre sonriente me vino a la cabeza.

-Mamá...lo he conseguido- sonreí.

***

La relación con Mel fue viento en popa, ya me había presentado a su mejor amiga en una de las visitas, era maja y tenía carácter, haríamos buen equipo.

Después de tanto me sentía bien, Mel se recuperaba, ya no vivía con mi padre y, aunque mi madre no estaba, sabía que estaría orgullosa de todo aquello.

El señor Kennedy me siguió llevando a los entrenamientos y los partidos de fútbol, y por fin tenía a quién ver en las gradas y a quién sonreír cuando metía algún gol. También habían llegado chicas nuevas al equipo, estaban acostumbrándose a los entrenamientos todavía, pero en general eran muy buenas y nos vendrían bien en el grupo, porque se estaba acercando el último partido y necesitábamos más gente.

***

-Ey- llamé a Liam bajando las escaleras- he estado pensando en una cosa.

-¿Ah sí?- él estaba sentado en el sofá del salón- Ven, cuéntame- me senté a su lado en el sofá, mirándolo.

-Bueno, me gustaría teñirme las mechas blancas de rojo.

-¿Y eso?- me sonrió amable.

-A ver, si me tiñera las mechas Mel...

-Oh, ya entiendo, quieres que te recuerden a ella ¿es eso?- asentí.

-Y...creo que podrían significar también el final de una fase, lo de mis padres y eso...

-Comprendo...- miró el reloj y se levantó- voy a salir a dar un paseo en nada, si quieres te compro un bote de tinte.

-Vale- le sonreí- gracias.

Al día siguiente entré con una bolsa a la habitación del hospital de Melanie:

-Hola Mel.

-Hola- me sonrió y frunció el ceño al ver la bolsa que llevaba- ¿qué es eso?

-Tinte rojo.

-¿Tinte...?- pareció emocionada- ¿¡Quieres teñirte de rojo!?

-No te emociones tanto rubia- me reí- solo quiero mechas.

-¿Puedo teñírtelo yo?- dijo dando saltitos sentada en la cama.

Me acerqué a ella y le di un rápido beso en los labios.

-Esa era la idea- sonreí- Venga guapa, vamos al baño.

Después de una hora larga, salí del baño seguida de Mel:

-Jo, te queda genial- sonreí con ternura y ella se sonrojó.

-¿Te sigues sonrojando?

-Déjame, no lo elijo yo- fingió estar ofendida y yo me reí.

-No me importa que lo sigas haciendo, estás preciosa sonrojada- me reí al verla ponerse más roja.- Por cierto, la semana que viene tengo el partido final.

-Oh- pareció triste- siento no poder ir... No me dejan salir todavía...

-Ey, no te preocupes, Liam estará en las gradas, le diré que grabe el partido.

-Es que...

-Tranquila, no pasa nada, sé que no es tu culpa no poder ir.

No volvió a hablar hasta que nos despedimos antes de que yo me fuera.

Pero sabía que no se sentía bien por algo.

Ayúdame a VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora