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KIM

Llevaba varios días pensando en la conversación que había tenido con Mel. Denunciar a mi padre parecía buena idea, pero la cosa para mí podía acabar mal, porque si ninguno de mis padres estaba presente, podrían llevarme a un hogar de acogida, y el problema principal no era ese, sino no poder ayudar a Melanie con su TCA, aunque cada día que estaba con ella parecía que mi presencia no ayudaba, ya que seguía empeorando.

Me quedé varios días en casa de Mel, y notaba que no mejoraba, pero no quería pedirle nada para que no se frustrara más, le había dicho muchas veces que podíamos intentar ingresarla en algún lugar para ayudarla con su trastorno alimenticio, pero cada vez que salía el tema ella lo evitaba o me decía que no quería intentar curarse hasta que yo estuviera bien. Y yo quería gritarle que no se preocupase por mí, que no pasaría nada, pero sabía que no me haría caso.

***

-Deberías volver a clase, Kim, es mejor que estar aquí con mis padres todo el día sin hacer nada- me dijo un día.

-Bueno, allí no me sirve nada, mis notas siguen igual y estudio por mi cuenta.

-Pero para hacer algo...Tal vez si haces algo diferente se te ocurra algo que hacer con tu padre...renovar ideas y eso...

Una persona apareció en mi mente.

-Espera, se me ha ocurrido algo- me levanté de golpe.

-¿Qué?

-Tal vez si hablo con el director me puede ayudar ¿no?

-¿Por qué con él?

-Hace tiempo me dio dinero para ayudar, tal vez quiera ayudar de nuevo... mañana hay clase ¿no?

-Si pero...

-Vale- la interrumpí emocionada- mañana te haré caso, iré a clase.

-Oh...emm...está bien- parecía no terminar de comprender mi ilusión, pero no hacía falta que lo hiciera.

Al día siguiente fui sin quejas al instituto y me dirigí directamente al despacho del director.

-Buenos días- me asomé por la puerta- ¿molesto?

-No- parecía sorprendido por verme- pasa y siéntate.

Le hablé sobre la denuncia y mis dudas, él me escuchaba con el ceño fruncido, concentrado en lo que le decía.

-Bueno...la única solución que veo ante eso es que alguien mayor de edad decida acogerte como tutor legal.

Unos minutos después, salí del despacho pensando en lo que me había dicho.

Al llegar a casa de Mel, se lo conté a la rubia:

-Bueno, entonces ya tenemos solución, solo necesitamos encontrar a alguien que quiera ser tu tutor legal y que esté por la zona.

-Es complicado encontrar a ese tipo de gente, no sé si tendré que volver a casa en vez de buscar, y quiero que te recuperes.

-A lo mejor cuando me vaya al hospital puedes quedarte en mi habitación ¿no?

-Mel, sabes que tus padres me echarían de aquí en cuanto te fueras...

-Ya...entonces tendremos que buscar a alguien, porque no quiero que vuelvas a esa casa.- me encogí de hombros al oír esas palabras.

Unos segundos después volví a hablar:

-Oye, siento lo del beso de ese día...si no hubiera hecho nada no habría pasado nada de todo esto...

-¿A qué te refieres con esto?

-Bueno, ya no vas a clase...supongo que te han cambiado de instituto por mi culpa y...

-Eh- me interrumpió, llamando mi atención- no sigas hablando- se acercó a mí y me cogió un lado de la cara- No me arrepiento de nada.

Juntó sus labios con los míos, unos segundos después se separó y apoyó su frente en la mía.

-Eres genial Mel, no necesitas cambiar, de verdad.

Volví a besarla.

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