Alessia
La noche había llegado, no encontraba la forma de salir de aquí, la ventana estaba sellada con barrotes y líder me venía a ver cada media hora, como lo está haciendo en este preciso momento.
-Oye necesito ir al baño.
-Te deje una bacinica.
-Estás loco si crees que voy a ocupar eso.
-La principesca Bianchi no está acostumbrada a la pobreza – me lo dice de manera de burla.
-Aunque lo digas de burla, no lo hago y necesito un baño es por higiene imbécil.
-Está bien, pero nada de trucos Picola.
¿Picola? Porque eso me suena
Me lleva por un pasillo esta es una villa de dos plantas, se escucha el mar por lo que debemos estar en la costa, abre la puerta
– Entra cinco minutos.
-Ni lo sueñes, cinco minutos serán para ti, pero una dama no ocupa cinco minutos.
-Cuatro.
Entro y cierro la puerta – Diez- le grito desde dentro.
-No me colmes la paciencia Alessia.
-Lo mismo digo.
-Si no sales en cinco te saco.
Al terminar mis necesidades veo por la ventana que no hay forma de brincar, para empezar no podría pasar por esa ventana.
Abro la puerta y sigue parado con la cara de poquer es guapo con la piel aceitunada rasgo que caracteriza a un italiano, con ojos grises, hombros grandes y cuerpo corpulento.
-Dime ¿de dónde te conozco?
-Qué mala memoria, pero así está mejor que solo yo te conozca.
Me toma del codo para guiarme a la habitación, mientras sigo observando a mí alrededor, la casa es linda con ventanales amplios, muebles rústicos, toda una cabaña.
- ¿Qué es lo que quieres de mi padre?
-Yo, nada.
-Entonces dime porque me secuestraste.
-Eres un encargo.
-Entonces alguien te pago, bien te pago el triple.
-Tentador, pero cumplo con mi palabra, hombres como yo tenemos una reputación, los asuntos de mis clientes no son mis asunto, soy discreto no por algo me llaman la sombra negra.
Me le quedo mirando tratando de no reírme, estos mafiosos y sus sobre nombres.
-¿Qué? – se me queda viendo por la evidente gracia que me ocasiona lo que me ha dicho.
-¿Es enserio? Sombra negra, no se te ocurrió otra cosa, no sé qué tal el mensajero, el mercader, el lobo siberiano tienes los ojos grises.
-Ya basta, entra y mantén la boca cerrada – me sienta en la cama.
-Bien me quedo quieta solo dime ¿de dónde te conozco?
-Déjalo así.
-Vamos del colegio no porque eres mayor que yo ¿Cuántos tienes? 35
-¡Oye! No... mantente en silencio.
-Está muy difícil no me gusta.
-¿Sigues teniéndole miedo a la oscuridad?
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TE ENAMORARE
RomanceGracias a este dolor, aprendí a ser más cuidadosa, sé que se desvanecerá. También aprendí que si uno ama, no significa que el otro también lo hará. Alessia tiene un amor de infancia que traira dolor a su vida, guardaba la esperanza de que algún...