Capitulo 32

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Alessia Rizzo

La casa está genial, yo diría que fabulosa, me había dejado sorprendida, Levy había pensado hasta en nuestros hijos, sí nuestros hijos porque quiere muchos de eso hablaremos en su momento.

Nuestra recámara es hermosa, he entrado a la recámara de mi hermana y es espaciosa, con un clóset bien organizado y su baño es su santuario, creo que ahí se encierra con Gregory de los niños, pero éste no se queda atrás el lujo que Levy le puso a la nuestra me dejó anonadada.

La cama es cómoda, suave y caliente con éste invierno, ayuda la calefacción claro, puedo estar con una sábana y no sentir mucho frío.

Me mostró todo de la recámara y no dudó ni un segundo en llevarme a la cama hasta dejarme exhausta, no me da tregua una vez que se enciende.

- Nena hay que cenar.

- No quiero.

- Nena, necesitas alimento.

- Pero no en el comedor, que lo traigan a la recámara no pienso levantarme de aquí.

- Bien pediré la cena, duerme te despierto cuando lo traigan a la habitación.

No se cuánto tiempo tardó pero cuando olí la comida mi estómago rugió exigiendo ser alimentado.

- Esto está delicioso ¿Cómo se llama?

- Kulibiac es un pastel de salmón.

- Está delicioso o quizá sea el hambre que tengo - me río de su gesto - tranquilo en verdad me gustó.

- Hay mucha comida que poco a poco conocerás nena.

- Genial mientras esté así de delicioso no hay problema.

Después de haber retirado la charola me di una ducha, estaba cansada y necesitaba un baño para dormir.

- Nena estaré en el despacho, duerme llegó en un momento.

- ¿Me vas a dejar sola?

- Yo quería presentarte a mi gente que ahora será tu gente, pero te veo muy casada no te preocupes será mañana.

- Dame cinco minutos y bajamos.

- ¿Estás segura nena?

- Claro que sí amor, soy la señora de la casa así que deben saber quién soy.

- Me encanta escuchar eso Señora Rizzo.

Después de vestirme bajamos juntos al despacho.

Renzo, Rosella y Victoria eran los que se haría responsable de mi temporalmente en los que me adaptaba a las otras empleadas.

- Petrov que pasen los empleados.

- Si señor.

Uno a uno van entrando, el que me haya casado con Levy no garantiza mi seguridad, cualquiera se puede vender y traicionarnos.

- Muy bien están aquí para presentarse ante mi esposa, la señora de esta casa y de la cual les pido respeto, que la cuiden y protejan con su vida si es necesario.

- Si señor - dicen todos.

- Renzo y Luca serán tus guarda espaldas principales, Rosella y Victoria se encargarán de tus atenciones, estará con ustedes Irina para que aprenda los gustos de mi mujer, la ama de llaves Sasha, tú te encargarás del resto del personal dentro de la casa.

- Por su puesto Señor - ella es una mujer de unos cuarenta años los demás empleados oscilan entre los 25 a 50.

- Espero lealtad quien incumpla sabe lo que le espera - dice Levy.

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