//Capitulo 35/Una pequeña perdida//

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Narra Ismael.

Los exámenes ya acabaron, todo el día fue muy aburrido, la hora pasaba lenta, mis compañeros demoraban demasiado en entregar este examen, y para más remate como ya no estaré a cargo de esas niñas caprichosas no tendré nada bueno que hacer por las tardes . . . Bueno, hoy si tengo algo, esa maldita hora medica, me sigo preguntando ¿Qué ocasiona que me duela tanto el brazo?

- Bueno Fuutaro, nos veremos mañana en clases, me voy a esa cita medica - Le comente cuando por fin terminaron las clases.

- Claro, te deseo suerte - Me dijo con un tono algo preocupado, este tipo si que es paranoico.

- Es obvio que la tendré, ¿Qué cosa mala me puede pasar? - Pregunte con un tono burlesco cosa que enojo un poco a este señorito.

- ¿Una crisis de tu enfermedad innombrable? - Uh, eso fue un golpe de realidad y de paso uno bajo.

- Eso fue un golpe bajo desgraciado - Dije fingiendo agarrarme el corazón - Pero tranquilo, no me pasara, solo iré a medico, me darán unas pastillas para el dolor, seguramente me dejaran unos días con el brazo inmovilizado y listo, nada del otro mundo - Dije con un tono sereno y tranquilo, la verdad es que me tengo fe.

- Si tu lo dices - Dijo rodando los ojos - Nos vemos - Dijo mientras tomaba rumbo hacia su hogar.

Yo lo vi irse a la lejanías, para luego dirigirme hacia el lado contrario, ya que las oficinas algo secretas de la institución se encuentra camuflada al lado de empresas fabricantes, es algo bueno, ya que no tenemos interrupciones de nada, y si necesitamos cosas urgentes llegan en pocos minutos.

Tras el largo camino que tuve que recorrer, llegue de una vez a al lugar, por fuera era como otra fabrica común y corriente, pero una vez dentro todo cambia, dos pisos repletos de vehículos militares, aéreos por arriba, y terrestres en en el primer piso, aunque tambien están las plantas bajas, allí están los soldados entrenando o algunos siendo encargados de misiones.

Aunque tambien en las plantas bajas están las salas medicas, y por obvias razones me dirijo hacia aquella zona, con normalidad aprieto el botón para llamar el ascensor, espero a que alguno llegue, y cuando llega uno, veo salir a alguien muy conocido de el.

(Eh de decir que ahora hablan en español)

- Constanza, que sorpresa verte aquí - Dije viendo como mi hermana "mayor" sale del ascensor con unos cuantos papeles.

- Ismael, veo que si viniste a tu cita medica - Me dijo con una sonrisa en el rostro, aunque en sus ojos podía ver algo de miedo y preocupación.

- Pues claro, por algo pedí hora, no soy como esos idiotas que joden un mes para agendar alguna cita o reunión, y luego nunca asisten - Dije con un tono burlesco.

- Lo se, lo se, pero aun así es raro verte por esto lados para justamente ir a medico - Me dijo con un tono calmado - Pero bueno, te deseo suerte - Dijo como si tratara de huir, sabe que no me puede engañar, así que trata de acelerar el paso.

- Espérate un momento - Dije viendo como Constanza se frenaba en seco y sus piernas flaqueaban un poco - ¿Qué es lo que ahora me ocultas? - Pregunte de manera directa mientras le miraba fijamente - ¿Otra vez chocaste un auto? - Pregunte pero ella solo negó - ¿Tomaste nuevamente de más y no llevabas dinero contigo? - Nuevamente solo negó - ¿Qué ocurre ahora Constanza? - Pregunte ya un poco enojado de tanta negativa.

Mi nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora