09: NANON

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Ohm siempre está solo.

Pensaba antes que era de las personas a las que no les agrada estar cerca de nadie, pero creo que esa no es la razón, ahora que conozco un poco más su personalidad.

Él y yo hablamos mucho, cada día, sobre cosas.

Así que no me cuadra y tengo una conclusión: Ohm se aleja de las personas, pero no porque quiera hacerlo.

Lo que me lleva a odiar más que hable en las horas libres con ese chico.

Su novio.

Supongo que lo es, es decir, es la persona con la que más tiempo suele mantener una conversación y me molesta.

Al volver a cruzar por su lado en el pasillo, no puedo evitar empujarlo.

No puedo controlarme, y espero que nadie me haya visto porque sería vergonzoso, pero mi cuerpo ya no está haciéndome caso.

Estoy enojado con él, y ya no estoy seguro de que sea solo porque me molestan los maricas.

—Das asco —digo mirándolo a los ojos.

—¿Nos vamos, Tay? —le pregunta al otro marica ignorándome y eso me molesta aún más.

Lo empujo otra vez y le doy un golpe en la cara con todas mis fuerzas.

Estoy tan enojado que quiero llorar.

Maldito Ohm.

—¡Nanon! —grita Chimon en mi oído y sus manos me jalan con fuerza logrando tirarme al piso— basta.

Ahora estoy llorando en el suelo y no entiendo el por qué.

No entender me frustra más.

Me levanto ignorando el hecho de que ese chico, “Tay”, está tocando el rostro de Ohm, solo porque no quiero volver a lanzarme encima de él y dejarlo aún peor.

—¿Qué te ha hecho Ohm para que lo trates así? —me pregunta ese, tratando de enfrentarme.

—Vete a la mierda —susurro avanzando por el pasillo y Chimon me sigue en silencio.

—Ohm nunca se mete con nadie, y no tiene porqué aguantarte esto —continúa Tay poniendo una mano en mi pecho y la quito con rabia— creo entender la razón por la que estás tan molesto.

—No me toques, marica.

—No soy gay —me aclara y no puedo evitar sentir un poco de calma— si lo fuera estaría orgulloso de eso, así como tú deberías estarlo.

—No soy gay —digo bajando la voz— idiota.

—No, claro que no —responde con sarcasmo y lo veo regresar al lado de Ohm.

Él me mira por un par de segundos y avanza hacia la salida, al parecer no entrará a clases y decido saltarme la hora también, porque necesito pensar.

Ignoro a Chimon y voy hasta mi moto.

Paso bastante tiempo dando vueltas por la ciudad, hasta que considero que ya es tiempo de volver a casa.

Ohm debe odiarme ahora, y me importa.

Él me importa.

Entro un poco frustrado, pero me tranquiliza ver que mi padre no esté despierto en la cocina, así que agarro la caja de cereal y subo las escaleras.

Voy hasta mi puerta y lanzo la comida a la cama desde el marco, porque necesito ir primero al baño.

Siento un escalofrío en mi cuerpo cuando noto que la cortina está cerrada y retrocedo con molestia hacia el cuarto de mi padre.

—¿Por qué la cortina del baño está corrida? —pregunto abriendo su habitación sin tocar y suspiro al ver que ha salido.

Sabe bien que, aunque me desagraden todas las cortinas, me siento aún peor con las de los baños, incluso le pedí al llegar que la quitara, pero se justificó diciendo que nunca se olvidaría de abrirla después de usarla.

No me gusta culpar a mamá de nada, pero a veces creo que yo no le importaba en absoluto.

Solo estábamos los dos en casa cuando decidió matarse.

Seguro sabía bien que era yo quién iba a encontrar su cuerpo.

Regreso al baño con molestia, pero antes de usarlo me paro frente a la cortina y la agarro tirándola con fuerza.

Mi intención es simplemente enfrentar mis miedos, pero apenas se abre entiendo que todo se ha ido a la mierda de nuevo.

Retrocedo.

Mi mano choca con la pared para sostenerme, y empujo sin querer algunas cosas del lavadero.

Empiezo a creer que puedo controlarlo porque ya no tengo ocho años, hasta que caigo al piso y vuelvo a sentir lo que pase por muchos años.

Los ataques de pánico vienen de diferentes maneras.

En mi caso, siempre se ha sentido como caer, así que grito cubriendo mis ojos.

Aunque aún soy consciente de la realidad estoy cayendo y no puedo sostenerme de nada.

Incluso el piso parece no estar ahí.

Mi corazón va demasiado rápido y siento mi sudor bajando por mi rostro mientras intento respirar pero no puedo.

No sé por cuanto tiempo siento esta opresión, pero grito porque estoy muy asustado.

—Nanon.

Me asusta morir.

—Nanon —repite con suavidad y sus manos rodean mi cuerpo presionándome con fuerza.

Empiezo a sentir la realidad, aunque parezca lejana.

Cuando abro los ojos y veo a Ohm, mis manos se despegan del piso y me sostengo de él.

Incluso tratando de tener conciencia del suelo sentía que estaba cayendo, pero ahora que él me está sosteniendo, me siento más seguro.

Homofóbico || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora