16: OHM

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Aún estoy nervioso por lo difícil que fue para mí atreverme a besarlo pero él no me ha quitado.

No creo volver a ser capaz de vivir sin besar a Nanon.

Sus labios son suaves, pero se mueven con firmeza contra los míos, mientras se ayuda con la lengua para profundizar más el contacto.

Mis dientes chocan suavemente con los suyos cada tanto y mi cuerpo lo está arrinconando más contra el sillón.

Llevaba un tiempo queriendo esto aunque no lo había aceptado ni siquiera para mí mismo.

—Buenas tardes —escucho la voz de mi mamá junto al sonido de la puerta y ambos nos separamos de una manera bastante obvia.

Bueno, no considero que sea posible disimular lo que estaba pasando.

Mi mano va hasta mi boca y limpio rápido los rastros de saliva que han quedado antes de hablar.

—Volviste temprano —digo porque es lo primero que se me ocurre.

—Buenas tardes, señora —susurra él avergonzado y mi mamá se ríe.

Es obvio que lo ha notado, pero no parece sorprendida.

—Me alegra saber que ya estás mejor, Nanon.

—Gracias —responde ocultándose más en los cojines.

—¿Por qué estás acá? —pregunto levantándome luego de toser falsamente y me paro casi junto a ella.

—Creí que podrían necesitar ayuda con los papeles que tenían que sacar hoy, tu tía llegó, Nanon, y está encargándose del entierro, por eso los necesita.

—Está bien, aún falta que vayamos —digo metiéndome— pero nosotros podemos llevárselos después.

—Puedo hacerlo yo, si quieren, así pueden pasar el resto de la tarde tranquilos —indica sentándose frente a nosotros— cariño, entiendo que quieras evitar todo esto y considero necesario permitírtelo, si eso te hace sentir mejor, pero creo que tu familia va a querer verte al menos en el entierro.

—Está bien —responde llevando su mirada hasta mis ojos— puedo con eso.

Mamá solo habla un poco más con él, y tiempo después sale dejándonos solos, luego de asegurarse de repetirme que debo recordar llamarla antes de la cena para confirmarle que estamos bien.

—¿Puedo subir a descansar un poco? —pregunta parándose y yo asiento en silencio.

Se ha puesto todo muy incómodo y sé que está escapando porque no sabe qué decir y yo tampoco sé.

Lo pienso un par de minutos, pero eso es todo y subo tras él.

Aún no sé qué decir, pero sé bien lo que quiero hacer, así que apenas lo veo quitarse los zapatos cerca de la cama, quito los míos y camino hasta él, agarro su cintura para girarlo y lo beso otra vez.

Mi mano sube por su cuello y sostengo su rostro por la parte baja, uniendo con fuerza nuestros labios.

Nuestras narices se rozan al igual que nuestros cuerpos y me animo a empujarlo un poco para acostarlo en la cama y subir sobre él.

Mi intención no es sexual.

Solo quiero besarlo, y aprender cada movimiento que hace con su boca, quiero memorizar cada cuanto tiempo muerde suavemente mis labios y descubrir cuál es la variación en la intensidad con la que juega con su lengua.

Siempre he dicho que desde niño amo captar los detalles y por eso me duele más saber que voy a olvidarlos.

Cuando me diagnosticaron, decidí que mientras menos cosas tuviera que recordar, era mejor, porque sé mi actividad cerebral está mal y mi deterioro es cada vez más rápido.

Pero quiero aprender todo sobre Nanon.

Voy a escribirlo si es necesario, pero no voy a dejar que se me pase ningún detalle.

Él suspira cuando me alejo y me detengo a mirarlo.

Sé que voy a dañarlo porque noto que está sintiendo lo mismo que yo, y está mal pero no me siento capaz de alejarme de él y tampoco soy capaz de decírselo.

No tengo idea de como decirle a alguien que no debe acostumbrarse a mí.

—Tengo muchas cosas en la cabeza ahora pero no quiero pensar en nada —susurra pasando una de sus manos por mi brazo izquierdo.

Suspiro agarrando la frazada para cubrirnos y apoyo mi cabeza en la almohada.

—Tal vez es más sencillo si no sobrepensamos esto y solo dejamos que las cosas ocurran —respondo luego de suspirar.

—Bien —dice lentamente y por la luz de la ventana puedo notar que está sonrojado.

—¿Quieres que duerma contigo también hoy?

Él asiente y ahí, bajo las frazadas puedo sentir su respiración.

Pasan solo unos segundos y se mueve hacia mí, para besarme.

Supongo que está teniendo un lío ahora mismo en la cabeza.

Mis manos acarician su cuerpo, explorando cada pequeña parte, y me gusta sentirlo pegándose más a mí porque sé que me está dando permiso de tocar todo lo que quiera.

Nanon es reservado al inicio, pero con el paso de los minutos se va animando a más, y recorre con sus dedos mi espalda, bajando hasta mi abdomen.

—¿Qué es esto? —pregunta deteniéndose en mi cintura y sé a lo que se refiere.

Es normal tener algunas cicatrices en el cuerpo, pero esa en particular es difícil de ignorar.

—Accidente de auto —susurro dejando un beso en su frente y él sube sobre mi cuerpo y se acuesta en mi pecho.

—Cuéntame —dice mirando mis ojos y sonrío.

Voy a contarle todo de mí, todo lo que aún recuerde.

Homofóbico || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora