El cambio constante que existe en la vida es interesante, y a mí me gusta sentarme a observar cómo las cosas fluyen tomando un lugar que al inicio no esperabas.Si te enfocas en lo que puedes perder parece aterrador, pero si centras tu energía en lo mucho que puedes ganar con lo que viene, suena a una aventura.
La vida lo es.
Yo soy una de esas personas que ama captar detalles, aunque mi memoria nunca ha sido la mejor.
—Mierda —susurro mirándome al espejo porque hay un moretón en mi cara, así que saco un poco de maquillaje del primer cajón.
En las historias cliché que amo, es normal que haya un villano.
Cuando me diagnosticaron me propuse nunca ser el villano de mi historia, y fue complicado lograrlo porque es habitual ser tu propio enemigo cuando las cosas van mal.
Mi mamá es un poco sobreprotectora, y podría armar la tercera guerra mundial si viera el mínimo golpe en mí, por eso pongo música mientras paso la esponja de la base en mi pómulo y doy un pequeño grito al sentir que si hay una herida.
Es injusto vivir en un mundo donde las personas creen que pueden golpearte solo porque no están de acuerdo con algo que tú eres.
A mí me gustaría andar por las calles, golpeando gente solo porque no estoy de acuerdo con que sean idiotas, pero no lo hago.
Mis tardes son básicamente estas, paso horas en la cama escuchando música mientras escribo en mi cuaderno nuevas posibles recetas para hacer porque experimentar con la comida es mi pasatiempo favorito.
Así de fácil puedo perder la noción del tiempo.
Agarro el celular para elegir otra lista de reproducción cuando ya casi ha anochecido y al parar la música, escucho algo justo frente a mi ventana.
—Gran idea la de cerrar esta mierda —dice con rabia y veo la cortina moverse un poco, como si recibiera un golpe.
No es usual saber de alguien que odia las cortinas, así que tiene mi completa atención.
Me asomo confundido, apoyándome en mi baranda.
El señor Kirdpan vive solo, o al menos eso era lo que yo pensaba.
Tengo la vaga idea de que en algún momento no fue así, pero no estoy seguro.
Puedo escuchar una respiración frustrada y me da la ligera impresión de que el chico al que puedo oír, tiene miedo, pero no entiendo a qué.
—¿Estás bien? —pregunto por cortesía levantando un poco la voz para que me escuche y se instala un silencio pesado en el ambiente.
—Sí —indica firme luego de pensarlo algunos segundos.
—De acuerdo —digo cerrando mi ventana y camino a la cocina por un vaso de agua.
Tampoco quiero que piense que me interesa demasiado, porque no es así.
Respeto bastante la privacidad de las personas.
Al llegar al primer piso, abro el cajón de la mesa principal para sacar las pastillas y suspiro ordenándolas por color porque ya es hora de tomarlas.
Ser positivo no es complicado, cuando es la única opción que tienes.
Las personas tienen tiempo para desperdiciarlo en hundirse con lo negativo, cuando creen que un largo camino los espera adelante para arreglar las cosas.
A mí me gusta aprovechar mi vida al máximo, porque es la única que tengo y estoy ansioso por vivirla.
Esa oportunidad es lo más valioso para mí.
—Helado —susurro mirando a mi perro y sus ojos me ven desde su cama sin prestarme mucha atención— ¿Quieres ir conmigo a la tienda por helado?
Sé que si pudiera hablar se negaría, pero como no es así, le coloco la correa contra su voluntad y empiezo a caminar.
No es mi culpa no tener muchos amigos y tampoco suya, pero es lo justo, porque a veces hago grandes recetas solo para él.
Apenas salimos se sienta en la entrada y giro los ojos tratando de jalarlo.
Helado es vago y lo ha sido desde que era un cachorro.
—¡Ah! —escucho un grito enojado en la ventana y la cortina se abre de golpe.
Ese chico raro.
—Tienes un gran problema con esa cortina —digo mirándolo desde abajo y su rostro se me hace un poco familiar, pero no recuerdo donde lo he visto antes.
—Y tú un problema con meterte en asuntos que no son tuyos.
Frunzo el ceño de inmediato porque es un chico maleducado y desagradable.
—Disculpa —respondo para evitar problemas y cargo a mi perro sin volver a mirarlo.
No sé quién cree que es, pero definitivamente no me relaciono con gente así.
—Escucha —me pide y detengo mis pasos, solo por educación, para regresar los ojos a él— olvida que viste esto, por favor.
—Olvidado —respondo sin ponerle cuidado y salgo de su vista.
Hablo en serio cuando digo que mi memoria es mala, y algo tan absurdo como un chico malcriado que pelea con una cortina definitivamente no es un recuerdo de mi interés.
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Homofóbico || Ohmnanon
Fiksi PenggemarDos chicos con diferentes formas de ver la vida, se enamoran.