12: OHM

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A veces, cuando despierto, mi cerebro tarda algunos segundos en contextualizar mi alrededor.

Con el paso de los días esos segundos se han ido incrementando, pero ahora, con Nanon frente a mí, no necesito tiempo para saberlo.

Estoy con él y eso evita que me sienta confundido.

Me remuevo un poco esperando encontrar la nota que mamá suele dejarme y la leo luego de estirarme a la mesita de noche.

"Volví tarde y no quería despertarlos, puedes tomarte el día para estar con él, si quieres, pero llámame después de desayunar para hablar de su papá, no lo olvides, Ohm, después de desayunar. Te amo."

—Después de desayunar —repito para mí mismo.

Me levanto y camino al espejo para agarrar el quitaesmalte, limpio mis uñas, pero esta mañana no quiero intentar pintarlas.

Sé que voy a perder primero la capacidad de realizar actividades que requieren control y precisión, aún puedo lograrlo, pero me cuesta mucho esfuerzo y eso solo me hace sentir mal.

Es tan deprimente que espero olvidarlo.

Lo dejo aún dormido y voy a la cocina a preparar algo de desayunar.

Tengo todos los tipos de Omelet anotados en un cuaderno específico para no dejar pasar nada.

Esas son la clase de cosas que esperaría no olvidar.

Pongo un poco de música y voy siguiendo la receta, mientras trato de recordar el sueño que tuve, pero no me es posible.

La mayoría de personas lo olvida, así que es normal, pero a mí me funciona como ejercicio en las mañanas.

Hago café, jugo y sirvo leche.

Mamá dice que no debería, pero no puedo evitarlo, lo mío es estar en la cocina y disfruto de preparar muchas cosas y verlas sobre la mesa.

—Ohm —dice Nanon desde el marco de la puerta y noto que está sonrojado.

—Buenos días, siéntate —indico señalando la barra— vamos a desayunar.

—¿Todo esto es solo para los dos?

—Bueno, te dije que me gusta cocinar.

—Eso es muy marica —susurra desviando la mirada y suspiro.

Había olvidado ese detalle el día anterior, pero no fue a causa de mi cerebro y su constante muerte neuronal progresiva, simplemente fue porque Nanon con la boca cerrada es más agradable.

—Como sea —respondo alcanzándole un plato— come.

Él asiente agarrando el vaso de jugo que puse de su lado y veo como sus ojos se dirigen a mis uñas.

—¿Por qué no están pintadas?

—Lo haré después —digo tratando de finalizar el tema, ni siquiera sé por qué le importaría— ¿Cómo te sientes hoy?

—No quiero saber nada sobre papá y no quiero volver a casa.

—Puedes quedarte el tiempo que quieras, sé que a mamá no va a molestarle.

—Podría hacerlo, solo si prometes que nadie lo sabrá.

—¿Por qué? —pregunto ya un poco a la defensiva.

—Se vería mal.

—¿Es porque soy gay?

—Tal vez —responde mirando a la ventana y coloco mi vaso con fuerza sobre la mesa.

Estoy molesto con él, pero estoy aún más molesto conmigo por haber pensado que las cosas iban a mejorar.

No le digo nada y simplemente salgo de ahí para caminar, llevo mucho tiempo sin salir solo si no es para ir a clases, pero no recuerdo por qué dejé de hacerlo.

Homofóbico || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora