19: NANON

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La mamá de Ohm siempre está pendiente de mí y me hace sentir cómodo todo el tiempo.

Ella es muy amable.

Estamos tomando un té, luego del entierro de mi papá e intenta distraerme para que ya no me sienta mal.

Me pregunto cómo sería mamá si estuviera viva.

No voy a saberlo, pero de algo estoy seguro, y es que son diferentes, ella parece ser muy permisiva con Ohm, y está todo el tiempo preocupada porque él esté a gusto.

Mamá nunca fue así.

—Buenas tardes —dice alguien a nuestro lado y veo como ella le sonríe haciéndose un espacio para darle asiento.

Es Tay.

No puedo evitar agarrar la mano de Ohm con más fuerza, debajo de la mesa.

Siempre pensé que no era una persona celosa, pero supongo que me equivoqué, porque también creía que era de los chicos que nunca lloran, pero en las últimas semanas me he sentado a llorar incluso por no querer aceptar que Ohm tiene razón en algo.

Pueden ponerme a prueba, creo que soy capaz de llorar por lo que sea.

La frase de que nunca terminas a conocer a una persona nos incluye a todos, porque tampoco terminamos de conocernos a nosotros mismos.

—¿Estás bien? —pregunta él mirando a Ohm.

Sí, está bien porque está conmigo, eso quiero responder.

Dios, qué infantil soy.

—Estoy bien —responde con una sonrisa— gracias.

—¿Y tú, Nanon? —cuestiona mirándome— supe lo que ocurrió y lo siento mucho.

—Intento hacer que no me afecte tanto —susurro desviando la mirada.

—Pienso que necesitas relajarte y sé que Ohm lleva mucho tiempo queriendo ir a la playa.

—Es verdad —dice Ohm sorprendido.

Pareciera que lo ha olvidado, pero ahora lo recuerda.

—Yo planeaba llevarlo un fin de semana porque tengo una casa frente al mar, pero lo estuve pensando y creo que deberían ir solo ustedes dos, podría prestarles el lugar.

Bueno, tal vez lo he juzgado muy rápido, porque Tay parece agradable, pero no le quitare la mirada de encima.

—Me parece una gran idea —agrega la mamá de Ohm— sería muy lindo de tu parte, Tay, porque los dos lo necesitan.

—La playa —repite Ohm en su lugar y yo volteo a verlo, es notorio que se siente mal.

—Ohm, está bien —dice él estirando el brazo y lo pasa por su hombro— no necesitas recordarlo todo.

Siento que hay algo en ese momento que solo yo ignoro y es incómodo.

—Perdón —digo levantándome y camino al baño, porque no quiero estar ahí.

Me miro en el espejo y lavo mis manos varias veces con lentitud para pasar el rato, hasta que la puerta se abre y al levantar la mirada, veo que es Ohm.

—¿Estás bien? —pregunta acercándose.

—¿Tú estás bien?

—Eso creo —dice apoyándose en el lavamanos— ¿Quieres ir o no?

—Bueno es un fin de semana que podrías pasar con tu amigo, no necesitas ir conmigo.

—¿Estás celoso?

—Claro que no —respondo avanzando a la máquina idiota que seca las manos.

—¿Por qué lo estás?

—No lo estoy, Ohm, pero no entiendo porqué él sí sabe algo que parece importante y yo no.

—¿Sabes qué es importante? —susurra agarrando mi cintura y me jala hacia él, levanto la cabeza y giro los ojos al notar que está sonriendo.

—No lo sé.

—Cuando estás enojado de verdad, tiembla tu labio superior.

—¿Qué? —pregunto confundido.

—Recuérdamelo en la noche.

—Ni siquiera es importante —digo intentando alejarme, pero me pega más a él— estamos hablando de algo que me estás ocultando.

—No tengo una memoria buena —menciona hundiendo su rostro en mi cuello— eso es todo.

Homofóbico || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora