22: OHM

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Nanon siempre le pone dos cucharas pequeñas de azúcar a su café, lo prueba y le echa media más.

Subrayo la palabra “siempre” mentalmente para acordarme después.

Me senté toda la tarde frente al mar con él, pero tuvimos que entrar cuando el viento empezó a ser fuerte y le hizo frío.

Nanon suele tener frío, y acostumbra calentarse en mí, metiendo las manos bajo mi camiseta.

—¿Prefieres solo sentarte en la arena o meterte al agua? —pregunta mientras mueve su taza por la mesa del comedor.

Nanon todo el tiempo hace preguntas con dos opciones.

—La arena —digo quitándole el café y doy un sorbo, suelo tomar el mío con menos azúcar, pero últimamente me gusta el suyo, aunque no lo suficiente como para animarme a aumentarle el azúcar al mío— aunque siempre he querido meterme al agua en la noche, solo para decir que lo hice.

Me mira asintiendo y toma un poco más de su taza antes de agarrar mi mano y llevarme afuera.

—¿Qué haces?

—Una estupidez —dice mirándome y me jala hasta la orilla.

—Non, no —le pido cuando me doy cuenta y gira los ojos.

—Ohm, sí.

—No vas a dejar que diga que no —susurro resoplando resignado.

—No voy a dejar que digas que no —responde estirándose hacia mí y me besa.

Bueno, me ha convencido, pongo mis zapatos a un lado igual que él y lo sigo.

El agua está fría, pero me gusta la sensación de saber que estoy haciendo algo estúpido con mi novio.

Él nada hasta mi lado y su boca tiembla exageradamente así que me río, porque fue su idea.

—Siento que morirás esta noche por una pulmonía —digo acariciando su cabeza y me mira mal.

—¿Por qué no me dijiste que el agua es fría?

—Todos lo saben, Nanon.

—No, yo no lo sé —responde agarrándose de mi espalda, como si quisiera calentarse con mi cuerpo.

Es obvio que nunca ha prestado atención a las clases de física.

—Ahora lo sabes —susurro cerca de su oído y luego me separo un poco de él para buscar sus labios.

Él tiembla mientras me besa y yo estoy sonriendo como un estúpido.

No quiero olvidar lo que siento en este momento.

No quiero olvidar lo gracioso que se ve cuando intenta nadar a la orilla sin éxito, porque realmente se está congelando.

No quiero olvidar lo tierno que es cuando me pide ayuda mientras está quejándose.

No quiero olvidar nada de él.

Salimos solo algunos minutos después porque ya no aguanta y es divertido verlo correr hacia la casa.

Suspiro con mi corazón acelerado.

Mientras más lo quiero, más me duele saber que no puedo tener el tiempo que me gustaría, pero quiero disfrutar estos días con él, así que no voy a pensar en eso.

Cuando voy hacia la habitación veo que ha dejado su ropa tirada por todo el camino.

—Si no tomamos una ducha caliente vamos a enfermarnos —dice volteando hacia la puerta cuando llego.

Asiento sacándome la camiseta.

—¿Quieres hacerlo tú primero? —pregunto desabrochando mi pantalón.

—Vas a congelarte hasta que acabe, entra conmigo.

Su mano agarra la mía y me jala al baño.

Veo cómo se estira para prender la regadera, mientras termino de quitarme la ropa y siento que se me va un poco el aliento al mirarlo.

Yo conozco bien su cuerpo, porque lo he acariciado muchas noches por completo, pero es la primera vez que puedo verlo con tanta luz y me gusta.

Al entrar a su lado en la ducha, lo empujo para pararme bajo el agua y me mira indignado.

—¿Puedes no ser tan egoísta?

—Puedes pegarte más si quieres —respondo pasando mis manos por mi cabello y él me obedece.

Se acerca lo suficiente como para sentir su entrepierna rozándose con la mía y eso me está poniendo bastante nervioso.

Bajo la mirada hasta su rostro, y sonrío porque Nanon es realmente guapo.

Veo como cierra los ojos al notar que me acerco y atrapo sus labios con los míos.

Acaricio su cintura hundiendo mis dedos en su piel y mientras mi lengua explora su boca, lo escucho jadear pegándose a la pared.

Creo que nunca le he mencionado antes lo mucho que lo deseo, de todas las maneras que hay.

Cuando me separo de él y me sonríe de vuelta, siento por primera vez en toda mi vida que soy un chico con suerte.

A pesar de reemplazarlo con pensamientos positivos para no romperme, siempre he sabido que no soy afortunado porque me ha tocado vivir resignado a un futuro que no quiero, pero que no puedo evitar.

Sin embargo, esa presión agradable en mi pecho, cuando Nanon me sonríe de esa manera, me hace dejar de desear una vida diferente porque la que tengo ahora con él, es la que quiero.

—Te quiero —digo hundiendo mi dedo en el hoyuelo de su mejilla derecha y puedo notar que tiene ganas de llorar, justo como yo.

Es porque soy feliz, y creo que él también lo es.

—Te quiero más —responde acercándose a mis labios para besarme de nuevo.

Homofóbico || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora