31: NANON

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Aprender a cocinar ha sido más complicado de lo que creí, pero lo he logrado con el paso de las semanas, y no es solo por necesidad, sino porque es una de mis actividades favoritas para hacer con Ohm.

Cuando quiero darle espacio, me gusta estar todo mi tiempo libre mirando recetas.

Es extraño, pero me gusta cocinar.

En la tarde, mientras estoy concentrado terminando de poner las galletas al horno, levanto la mirada y noto que Ohm está mirándome fijamente desde el sillón de la sala.

—¿Amor?

—Hola —responde inseguro y suspiro acercándome.

Recuerdo que no ha comido el postre por estar viendo caricaturas.

—¿Quieres pudín? —le pregunto ya sentado a su lado.

—Está bien —dice sin mirarme y empiezo a entender.

El tema de su memoria ha ido complicándose con el tiempo, aún es buena, pero le falla más seguido.

—Soy Nanon —susurro subiendo sobre él con confianza y mira mis ojos cuando me siento en sus piernas.

—Yo te conozco —me aclara nervioso— pero tú...

—Soy tu esposo.

Sus labios se entreabren sorprendido, cuando acaricio su rostro.

—¿Lo eres?

—Sí —respondo sonriéndole, porque sus ojos están brillando de una manera muy particular.

—Eso es bueno —dice aún intimidado y uno nuestros labios lentamente.

—¿Lo crees?

—Sí —afirma mirando mi mano porque entrelazo nuestros dedos.

—Mira nuestros anillos, ¿te gustan?

—Nanon —murmura acariciando mis dedos y me apoyo en su pecho.

—¿Sí?

—Yo me acuerdo.

—Lo sé, no lo olvidas pero a veces tu cabecita se pone difícil, es normal así que no te preocupes cuando te tome un tiempo recordar, y puedes decirme para ayudarte, porque entre tú y yo no hay secretos.

Él asiente acomodando mi cabello y suspira.

—¿Siempre me hace así de feliz recordar que me casé con alguien tan lindo?

Siento mis mejillas calentándose y no puedo creer que aún me pueda poner tan nervioso.

—Siempre —digo estirándome para alcanzarle su cuaderno— lee esto, voy a servirte pudín y luego de vestirnos, podemos salir a cenar.

—¿A dónde? —me pregunta ya concentrado en la primera página.

—A dónde tú quieras.

Me paro frente a la barra y noto que está emocionado, mientras va leyendo más y más.

Me gustaría pensar que siempre solo será cuestión de tiempo para que recuerde, pero sé que algún día no tan lejano, sus recuerdos ya no volverán.

Le sonrío cuando veo que me está mirando de nuevo y él se levanta para caminar hasta mi lado, dejando su cuaderno en la barra.

—Nanon —dice en un hilo de voz y abro mis brazos para que sepa que lo quiero ahí, junto a mí.

—¿Algún día vas a mostrarme que hay en ese cuaderno, Ohm?

—No —responde cortante, abrazándome fuerte.

Subo las manos por su espalda y me alejo un poco, chocando nuestras narices, estoy feliz, aunque a veces quisiera poder estar en su mente todo el tiempo.

—Vamos a la playa mañana, ¿te parece?

—¿A la playa?

—A pasar unos días los dos —le detallo para que recuerde, sin ponerle ninguna presión— puedo llevarte en mi moto, ¿quieres?

—Me asustan las motos —susurra haciendo un puchero y lo sé.

—Estarás bien, yo te cuido.

Homofóbico || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora