Capítulo 24

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            Cloe llegó a la academia y fue a la habitación de su amiga para buscarla pero no estaba. La cama estaba mal hecha como si la hubiesen hecho a las prisas.

            Al no verla, salió de allí para buscarla por los alrededores pero no estaba así que fue hasta la habitación donde dormía Dylan.

            Miró la puerta y tras suspirar, tocó en la puerta. Esperó pacientemente y tras esperar un poco se abrió la puerta. El chico la miró.

            -Ah, eres tú.

            -¿Has visto a Natalie?

            -Se fue con Ribber a pasar el día fuera, querían que los cubriéramos.

            -¿Y por qué nadie me avisó?

            -No tenía tu número para avisarte así que he intentado cubrir a los dos de la mejor forma que pude.

            -Ah, pues volveré mañana, entonces- dijo ella dándose la vuelta para alejarse pero él la agarró del brazo. Ella lo miró- ¿qué quieres?

            -¿Será que alguna vez podamos hablar con calma y sin insultarnos?

            -Un poco difícil- respondió ella- porque aparte de que no nos llevamos bien, me estás sujetando el brazo con fuerza… algo poco respetuoso.

            Dylan la soltó y la miró fijamente a los ojos.

            -Lo siento- dijo él- siento lo del otro día, me pasé…

            Cloe enarcó una ceja y cruzó los brazos sobre el pecho.

            -Vaya, el hombre de Cromañón está pidiéndome disculpas… todo un espectáculo.

            Dylan, un poco ofuscado, dijo:

            -Vale, ha sido un error disculparme, quizás no merezcas mis disculpas.

            Se fue a girar y esta vez fue ella la que lo agarró a él del brazo.

            -Espera… no he dicho que no acepte tus disculpas… es sólo que… no sé, me pareces un auténtico idiota y no puedo evitar decir lo que digo… pero yo también siento lo del otro día, no debí pegarte así. Ya ves, no soy tan bruja como piensas.

            -No puedo decir lo mismo de lo que tú piensas de mí…

            Ambos se miraron por un momento sin decir nada. Luego ella se giró.

            -Bueno, si no hay nada más que decir, me voy o llegaré tarde a trabajar…

            -De acuerdo…- dijo él y cuando la vio marchar, se metió en su habitación.

            Se tiró en su cama para descansar. Ese día no había ensayo así que podría tomarse una siesta.

            Cloe se dirigió a la boutique y cuando llegó se puso tras la caja un poco distraída. Paolo la observó detenidamente y finalmente se acercó.

            -¿Pasa algo?

            La joven que estaba con la mente en otro sitio, salió de su ensimismamiento y miró al diseñador.

            -¿Eh? ¿Decías?

            -Que si te pasa algo, estabas con la mente en otro lado. Esto es por un chico ¿o me equivoco?

Bailes de PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora