Capítulo 35

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            Gillian y Sarah subieron a la habitación donde estaba Natalie, la cual, abrió un poco los ojos cuando estas entraron.

            -¿Cómo está la prisionerita?- preguntó Gillian con voz cantarina a la vez que burlona.

            La joven tosió haciéndola quedar sin aire por lo que Sarah, preocupada, fue a acercarse pero Gillian la detuvo.

            -Se está ahogando- dijo Sarah.

            -No te acerques… Natalie, tengo un regalito para ti- dijo sacando un envoltorio- con esto dejaré tu cara preciosa ¿te gusta la idea?

            Sarah miró a su amiga sin comprender lo que estaba pasando y cuando vio qué era lo que había envuelto, dio un grito de horror.

            -¡Un cuchillo!

            Natalie miró horrorizada el filo brillante del cuchillo y sacando las fuerzas de donde pudo, comenzó a removerse y a intentar soltarse.

            Ahora comprendía el por qué cuando alguien tiene realmente miedo, podía ser capaz de despertar hasta un muerto y sacar fuerzas de donde no las había. La joven intentó gritar.

            Sarah estaba muy asustada, Gillian estaba peor de lo que ella pensaba. Pudo ver el inmenso miedo de Natalie y vio los pequeños hilos de sangre correr desde las muñecas.

            -Voy a destrozar esta preciosa carita que tienes… quién sabe, a lo mejor también te corto las cuerdas vocales y no vuelves a hablar más ¿qué te parece?- dijo Gillian acercándose lentamente.

            Natalie se encogió y un grito gutural salió de su garganta. El aire era cada vez menor en sus pulmones.

            Sarah comprendió que Gillian iba a hacer daño a la joven, retrocedió sin dejar de observar la horrible escena hasta que estuvo fuera que fue cuando comenzó a correr escaleras abajo en busca de ayuda. Desesperadamente buscó en el hall y entonces vio aparecer a Ribber que acababa de entrar en la academia.

            -¡Ribber!- gritó corriendo hacia él.

            -¿Sarah? ¿Estás bien? Te veo pálida.

            -¡Va a hacerle daño! ¡Tienes que ayudarla!- dijo Sarah con lágrimas en los ojos- lo siento, Ribber, no debí dejar que llegara tan lejos…

            La joven cayó al suelo de rodillas, cubriéndose la cara.

            -¿Qué estás diciendo, Sarah?

            -¡Hablo de Natalie! ¡Gillian la encerró allí arriba y ahora va a matarla!

            El chico la miró sorprendido y luego agarró a la joven para levantarla.

            -¡Sarah, llama a la policía, rápido!

            Tras decir esto, el joven subió corriendo las escaleras. ¿Cómo no se le había ocurrido? ¡Gillian estaba detrás de todo aquello! Tenía que salvar a Natalie.

            Cuando llegó al lugar, vio con horror cómo Gillian se acercaba a su novia con un cuchillo en la mano.

            -Tu cara va a quedar como un mapa…- susurró Gillian.

            -¡Déjala!- gritó Ribber desde la puerta.

            Gillian se detuvo, ya frente a la chica, y sonriendo se giró.

Bailes de PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora