Ribber estaba en la cafetería cuando apareció Gillian sonriendo ampliamente. Al verlo, se acercó a él y le dio un beso en los labios.
-Hola, chocolatito- dijo Gillian sentándose en el regazo del joven- ¿me has echado de menos? Porque yo sí.
-¿De verdad?- preguntó él irónico- pues creo que no tengo ninguna llamada tuya en mi móvil.
-Bueno…- dijo la joven viéndose en un aprieto- es que perdí el móvil.
-¿Seguro?- preguntó el chico y sin pedirle permiso siquiera sacó el bulto que había en el bolsillo trasero del vaquero de ella- ¿y esto qué es?
Gillian abrió los ojos, sorprendida.
-¡Mi móvil!- gritó la joven como si fuese la primera vez que lo viese después de mucho tiempo- ¿cómo habrá ido a parar a mi bolsillo?, de verdad que no lo encontraba por ningún lado, seguro que fue mi hermanastra quien lo escondió.
-Basta, Gillian, deja de burlarte de mí, estoy harto de tus tontas excusas, debemos romper.
-¡¿Qué?! No, no te atreverás…
-Claro que me atrevo, mira, Gillian, hemos roto.
Gillian se levantó rápidamente y lo miró entre sorprendida y enfadada.
-No, tú no puedes romper conmigo.
-¿Y por qué no?
-¡Porque aquí la que rompe las relaciones soy yo! Siempre lo hago cuando me canso de los tíos.
-Pues parece que esta vez, yo romperé la regla.
Gillian lo miró ofuscada.
-¡No! ¡Tú no me vas a dejar! ¡Te dejo yo!- espetó la chica mientras se quitaba el collar y lo tiraba sobre la mesa- ¡Ahí tienes tu asqueroso collar!
Tras decir eso, Gillian se marchó de allí bajo la mirada estupefacta de todos los que se encontraban en el lugar. Ribber cogió el collar y se lo guardó en el bolsillo.
Algunos lo miraron fijamente y él dijo:
-¡Qué! ¿Tengo monos en la cara?
Nadie dijo nada y siguieron haciendo sus cosas.
El joven, después de tomarse un refresco, volvió a su habitación donde Dylan lo acusó a preguntas.
-¿Qué pasó? ¿Lloró? ¿Está mal?
-Me armó un pollo en medio de la cafetería, está enfadada y no, no lloró.
-Seguro que has destrozado su corazón.
-¿Tú crees? Yo creo que no.
Ribber se sentó y tomó su guitarra, se la puso sobre el muslo y comenzó a tocar una melodía que había compuesto durante las navidades. Dylan se tiró en su cama escuchando la música.
-Es buena… tío, las canciones que compones se salen, deberías grabar una maqueta.
-¿Una maqueta? No, no sería buena idea.
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Bailes de Pasión
RomansaNathalie era una joven bailarina con un maravilloso futuro por delante pero un día ese sueño se ve truncado tras una aparatosa caída que le impide volver a bailar ahora trabaja en la academia de su padre, fallecido en un misterioso accidente de tráf...