Capítulo 3

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            Natalie terminó de limpiar todo, sólo le quedaban los cristales y la puerta de las aulas de baile. En total eran tres aulas y en una de ellas, había un grupo de jóvenes bailando una canción de estilo hip hop con unos pasos increíbles. Los chicos saltaban mientras que las chicas hacían movimientos tentadores, lo que llamó la atención de la joven que no dejaba de mirar mientras limpiaba.

            En el grupo, entonces, vio a Gillian que la miró y sonrió con superioridad mientras se acercaba al chico que le habían asignado como pareja, este era un chico rubio de ojos azules, el cual sonrió cuando ella se le acercó. El baile comenzó de nuevo pero esta vez era en parejas y era un baile muy sexy en el que las chicas se insinuaban a los chicos.

            Los chicos sonreían ante la insinuación de las chicas y estos respondían con movimientos algo más duros que el de las chicas pero igualmente sexy. Natalie no podía dejar de mirar como si memorizara los pasos.

            Al cabo de unos minutos, la clase terminó y todos los alumnos se retiraron a los vestuarios para cambiarse para cenar. Era el momento de limpiar los espejos, Natalie suspiró y entró con el balde de agua y los trapos. La profesora de baile, recogió su bolsa y también salió de allí, dejando el mando sobre el reproductor.

            La joven comenzó a limpiar los espejos, pasándole primero un paño empapado en agua para luego secarlo. Miró el reproductor sintiéndose tentada de ponerlo y así lo hizo. Puso la canción que había estado bailando el grupo anteriormente y volvió a ponerse frente al espejo para limpiarlo pero notó como si sus pies se movieran solos, queriendo realizar la coreografía que había visto.

            Entonces comenzó haciendo los pasos, recordando todos y cada uno de ellos y cuando se equivocaba, volvía a poner la música para comenzar de nuevo.

            Ribber y Dylan estaban en el vestuario de los chicos a punto de meterse en las duchas. Ambos ya estaban sin camiseta, cogió su bolsa para mirar la hora de su móvil y se dio cuenta de que no estaba allí.

            -Oye tío- le dijo Ribber a su amigo- ¿has visto mi móvil?

            -¿Tu móvil? ¿Y para qué iba a querer tu móvil?

            -No lo sé, es que aquí no lo tengo y recuerdo haberlo metido aquí.

            -¿No lo habrás dejado en el aula?

            -Iré a ver, quizás y todo está allí.

            El joven se levantó del banco donde estaba sentado, cogió su camiseta para ponérsela por el camino y se dirigió al aula de baile. Al llegar, vio a una joven morena, la misma que había visto en el vestuario de las chicas. La había reconocido por el pelo a pesar de que esta vez lo llevaba en una coleta a un lado cayéndole por el hombro.

            Esta estaba bailando y cada vez que se equivocaba, negaba con la cabeza y volvía a empezar. Él se apoyó en el marco de la puerta con los brazos cruzados, no se molestó en ponerse la camiseta que llevaba en el hombro derecho sin dejar de observar a la chica.

            Ella volvió a equivocarse y volvió a empezar, estaba haciendo los movimientos sensuales que le hacía la chica al chico y en el momento en que el chico debería contestarle, se quedaba quieta intentando recordar. Ribber enarcó una ceja y cuando ella volvió a retomar el baile, él entró pero se quedó junto a la puerta y dijo:

            -Creo que para este baile se necesita a un chico para que te responda en la coreografía.

            La joven se detuvo súbitamente y estuvo a punto de caerse. Sorprendida, abrió los ojos y miró a través del espejo. Junto a la puerta había un chico muy guapo de pelo corto castaño claro tirando ya a rubio, sus ojos eran del color de la hierba y estaba sin camiseta. Lentamente, la joven se giró y se miraron fijamente.

Bailes de PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora