Capítulo 6

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            Cloe buscó a Natalie por todos lados y la encontró limpiando en la habitación de Gillian que estaba completamente patas arriba. Esta se cruzó de brazos en el marco de la puerta y dijo:

            -¿Esa niña no sabe que existen los armarios para guardar la ropa?

            Natalie dio un brinco al oír la voz de su amiga y la miró llevándose una mano a su corazón desbocado por el susto que se acababa de llevar.

            -Cloe, no me asustes así, por favor… de verdad que cualquier día, me llevaréis a la tumba por culpa de estos sustos.

            -Lo siento pero es que es verdad, mira su habitación, cualquiera diría que es la habitación de la gran Gillian, la mayor bruja que haya existido, a parte de su madre, claro está.

            -Esto no es nada comparado con otros días, te lo aseguro.

            -Vaya cerda, entonces- dijo cogiendo un vestido bastante corto de color negro de un mueble con dos dedos- ¿de verdad cabe en este vestido?- preguntó mientras lo miraba.

            -Te puedo apostar lo que sea a que no cabe en ese vestido.

            -Yo creo que incluso te quedaría bien a ti, ¿por qué no te lo pruebas?

            -¿Estás loca? No, no me lo pienso poner, además, pareceré una mujerzuela.

            -Más mujerzuela es ella, con las caderas que tiene no cabe aquí ni de coña. Además, no quería hablarte de eso, necesito desahogarme…

            -¿Qué pasó?

            -Un tipo ahí fuera, se chocó conmigo y todavía va y me echa la culpa a mí cuando era él el que iba despistado. Se comportó como un energúmeno…

            -¿Estás segura de que no tuviste parte de culpa? Tú también a veces te despistas con facilidad y más si ves a algún tío que te gusta.

            Cloe entrecerró los ojos y soltó el vestido.

            -¿Tú también me quieres echar las culpas?

            -No, no es eso, pero reconoce que tú también te despistas con facilidad… a mi me parece que la culpa ahí la tuvisteis los dos… tanto él como tú por ir despistados.

            -Tuvo suerte de que su amigo nos separara porque te aseguro que si no, le hubiera dado una puñetazo en su cara de niño pijo y se le quitarían las ganas de echarme la culpa del choque.

            -Eres de lo que no hay, de verdad… de todas formas, supongo que no habrás venido para chocarte con un chico y contármelo ¿no? Pues desembucha.

            -Bueno… vine a verte, ¿se sabe algo del chico que te pilló…? Ya sabes… bailando…

            -Me citó ayer por la tarde y me dijo que fuera con él a ver a su padre, cree que lo de mi rodilla tiene solución pero yo no lo creo… así lo dijo el médico que me atendió hace tres años, que no tenía cura.

            -Natalie, ¿es que eres idiota? Vete a ver a ese médico, podría darte esperanzas, aunque creas que no me entero de las cosas, sé que deseas fervientemente volver a bailar, sería genial que ese médico te dijera algo bueno para variar…

            -Sabes que las esperanzas no se hicieron para mí.

            -Las esperanzas se hicieron para todos, acepta ir, inténtalo.

Bailes de PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora