El día de hoy terminaron los exámenes y Marisol insiste en que festejemos por ello. A veces sospecho que sólo busca cualquier excusa para beber. Últimamente lo ha propuesto mil veces. Las mismas mil veces que me he negado; no quiero volver a pasar por una situación tan vergonzosa.
A pesar de que ya han pasado algunas semanas desde mi borrachera, el arrepentimiento y la vergüenza, siguen presentes.
Estoy en mi habitación, alistándome para ir a buscar a Verónica, cuando un par de golpes en la puerta interrumpen mi silencio.
—¿Sof? —la voz de Marisol traspasa la puerta— ¿Estás ahí?
—No —respondo abriendo la puerta—; soy un holograma.
—Tonta.
Nuestra amistad ha mejorado bastante; creo que ya desistió de su intento por conquistarme o, al menos, ya no ha tocado el tema y agradezco su comprensión.
—¿No iban a festejar? —le pregunto esperando que explique su presencia aquí.
—Precisamente por eso vengo —sus cejas comienzan un gracioso movimiento, subiendo y bajando a una gran velocidad—; acompáñanos Sof, solo iremos a comer botana, acostados en el pasto, hasta que nos cansemos de engordar.
—Paso.
—¡Qué aburrida eres! —reclama.
—Sabes que no puedo. —Abro la puerta y ambas salimos de la habitación. —Tengo que ayudar con la organización de Halloween.
—Ya deberías decirme qué hará cada grupo —intenta convencerme—; anda, soy tu amiga.
—No puedo; la directora me pidió discreción.
—¡Ves! Sí eres aburrida.
Salimos a las jardineras y se une a Roberto y Eduardo, para ir a buscar su botana y, estoy segura que, también algo ilegal.
Me despido desde lejos y sigo mi camino; tengo algo mucho más importante que hacer: ir a buscar a Verónica a su despacho.
Como cada día, doy un par de golpes a la puerta y espero paciente a que ella abra.
—Es tarde. —Se hace a un lado para permitirme el paso.
—Hola a ti también —la saludo con un beso en la mejilla; costumbre que llevamos repitiendo los últimos días y estoy fascinada por ello.
Amo haber aceptado este favor que, de castigo no tiene nada, pues gracias a la organización de la fiesta de Halloween nos hemos vuelto, cada día más cercanas. Verónica sigue siendo molesta y a veces odiosa, pero también ha cambiado bastante conmigo.
Entre más convivo con Verónica, más me convenzo de que terminará confiando en mí; eso, o yo terminaré rendida ante ella.
—Pensé que llegarías más puntual —reclama.
—Llegué a tiempo —respondo mostrándole la pantalla de mi celular, donde la hora nos indica que, no es tan tarde.
—Bien —acepta a regañadientes—. Andando que debemos llegar al audiovisual para los ensayos —menciona mientras salimos de su despacho.
—Como ordene la reina —fracaso en mi intento por imitar algún saludo militar y Verónica se ríe tan fuerte que, varias miradas se dirigen hacia nosotras.
—No deberías decirme así.
—¿Por qué no? ¿Prefieres que te llame majestad? —la molesto— ¿Te hace sentirte aun más egocéntrica?
—No creo que imagines la razón —responde dubitativa—; cuando lo averigües, lo entenderás.
Tras decir eso, me guiña un ojo y entra al audiovisual dejándome confundida.
ESTÁS LEYENDO
¡Qué ironía!
RomanceSofía ingresa a un nuevo internado y ahí conocerá a Verónica Lugo, con un carácter muy particular. La percepción que tiene de ella se ve influenciada por un misterioso suceso que ocurrió en el pasado. ¿Será odio a primera vista? ¿Amor? ¿La situació...