Después de fungir como objeto de burla para Marisol y que mi tragedia se convirtiera en una gran anécdota del primer día de clase, nos dirigimos a dar un recorrido por el internado, tal como habíamos acordado. Eduardo, por supuesto, no viene, ya que está castigado por mi culpa y ni siquiera se lo merecía el pobre.
—Nosotros llevamos muchos años internados —comienza a explicar Marisol—; en el caso de Eduardo y mío, llevamos muchos más años de los que deberíamos, por lo que conocemos el lugar muy bien —presume—. En general, el internado es enorme y cuesta acostumbrarte, pero ya verás que lo vas a disfrutar —indica muy entusiasmada.
Supongo que al decir que llevan más años aquí, se refiere a que han reprobado; decido no preguntar al respecto para no incomodarla.
—¿Y en tantos años no se han aburrido?
—Claro que no —defiende Roberto—. Para eso tenemos muchas actividades extras. Es más, deberías apuntarte a alguna que te guste, ¡aprovecha!
—Sí; como eres nueva tienes algunos días para pensártelo; seguramente que, entre todas, encontrarás algo que te llame la atención.
—Ok. —Roberto aclara su garganta. —Comenzamos. Éste —menciona señalando la construcción—, es el edificio central; supongo que ya lo conociste un poco. Dentro se encuentran: la dirección, servicios escolares y todas las oficinas aburridas en donde puedes realizar trámites.
El edificio es enorme y a simple vista, luce espectacular. A pesar de que el internado es muy antiguo, se le brinda un constante mantenimiento para que permanezca de un estilo tradicional, mezclado con los avances tecnológicos necesarios.
La fachada del edificio central está completamente llena de tallados y esculturas; los enormes ventanales que se alzan a lo largo de los muros, rodean por completo la construcción. Es una obra de arte. El día que me inscribieron pude verlo por dentro y es realmente bonito.
Frente a la construcción, hay un jardín amplio, con árboles y bancos para poder pasar el rato; en estos, se puede observar tanto a alumnos como profesores descansando, leyendo o platicando.
Marisol comienza a caminar hacia el jardín y la seguimos, hasta que nos topamos con una estatua de un hombre. A los pies de ésta se encuentra una placa metálica. Me acerco un poco más para leerla y quedo intrigada al descubrir de quién se trata.
"En memoria de Enrique Lugo. Fundador, guía, padre y amigo. Por seguirnos inspirando aun después de la muerte."
—¿Quién es? —pregunto refiriéndome al hombre de la estatua.
—Ya lo conocerás a detalle en la clase de historia; como pudiste leer, es el fundador del internado.
—¿Enrique Lugo? Quiero decir... ¿Lugo? ¿Como Verónica Lugo?
Ya sé que no todos los que tengan el mismo apellido son familia; de cualquier modo, no puedo evitar preguntar.
—Sí —afirma Marisol—. Lugo es la nieta del fundador.
—¡Con razón se las da de dueña del mundo! —comento enfadada— ¡Hasta el internado le pertenece!
—Y a eso, súmale sus mil traumas mentales.
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¡Qué ironía!
RomanceSofía ingresa a un nuevo internado y ahí conocerá a Verónica Lugo, con un carácter muy particular. La percepción que tiene de ella se ve influenciada por un misterioso suceso que ocurrió en el pasado. ¿Será odio a primera vista? ¿Amor? ¿La situació...