Capítulo 17

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Entro a mi habitación y me dejo caer sobre la cama; estoy cansada. A pesar de que las clases terminaron antes el día de hoy, el estrés me provoca cansancio extremo.  La fiesta es hoy y estoy nerviosa; todavía no es la hora, y mis piernas ya comienzan a perder la fuerza por el miedo que me provoca presentarme frente a todos.

Todavía no elijo un disfraz o, mejor dicho, aun no lo preparo; tengo un debate interno, en el cual, me cuesta decidir si maquillarme como zombi o solo usar una sábana agujerada; aunque, si me decido por esta última opción, posiblemente me gane una sanción por dañar algo que es propiedad del internado.

Comienzo a buscar maquillajes en tonos rojos, morados y verdes para poder comenzar con mi caracterización; pero mi búsqueda se ve interrumpida cuando llaman a la puerta. Dejo de lado el maquillaje y corro hacia la puerta, seguramente es Marisol.

Al abrir no encuentro a nadie esperando afuera, solamente hay una caja, de tamaño mediano, a los pies de la puerta; la tomo entre mis manos y al parecer no tiene ninguna nota que me ayude a descubrir quién pudo dejarla fuera. Asomo mi cabeza y, aunque volteo a ambos lados del pasillo, no hay nadie.

Entro nuevamente a mi habitación y coloco la caja sobre la cama para poder abrirla; retiro la tapa y descubro algunas prendas, todas de color negro, cuidadosamente dobladas. Encuentro unos jeans; un top negro básico; una chaqueta de piel de cuello alto y con texturas algo rugosas; y unos botines bastante bonitos.

Cuando termino de acomodar y extender cada prenda sobre la cama, comienza a aparecer un personaje en mi mente; es imposible, no hable con nadie sobre mis preferencias en cuanto a series. Aunque, falta algo más.

Reviso nuevamente la caja y en el fondo hay un aerosol con pintura blanca para el cabello y, efectivamente, una daga; ésta última tiene una tarjeta pegada.

"Es tu disfraz, seguramente te quedará muy bien."

No dice quién lo envía.

La letra no es de Verónica; tampoco de Marisol, ni Roberto; no conozco la letra de Eduardo, pero estoy segura que ninguno de ellos tiene algo que ver con esto pues me excluyeron de su disfraz entre amigos; y éste claramente no pertenece al universo de Marvel.

Comienzo a arreglarme y la ropa es exactamente de mi talla; los jeans se ajustan a cada curva de mis piernas y la chaqueta es perfecta. No es por nada, pero luzco muy bien. Maquillo mi rostro de modo que quede un poco pálido y mis labios carmín resalten a la vista. Recojo mi cabello y dudo un poco, al momento de usar la pintura, pero, después de algunos intentos, logro que, el efecto quede como lo deseo.

Mi atuendo es perfecto.

Salgo de mi habitación con la daga en mi mano y orgullosa de mi disfraz. Debo agradecerle al alma caritativa que me ayudó con él.

Al salir del edificio, el cielo comienza a tornarse anaranjado por el atardecer, dándole un aspecto mucho mejor a la decoración. Los árboles están cubiertos de telarañas y luces de diferentes colores iluminan su tronco dándole un aspecto tétrico. Sobre las jardineras hay algunas tumbas rotas, espantapájaros y calabazas. Las fachadas de los edificios también se encuentran decoradas de alguna especie de moho, frases escritas con sangre artificial, murciélagos y todos los detalles necesarios para dar un aspecto de ultratumba.

En el espacio del centro hay una pista de cristal con iluminación propia y algunas torres de luces robóticas que se mueven al ritmo del Dj y amenizan la fiesta. No sabía que habría atracciones de estilo feria, como casas del terror, laberinto de espejos y muchas más, debajo de algunas carpas.

Es increíble.

—¿Sofía? —la voz de Marisol me hace voltear— ¡Sofía! —grita mientras se acerca a mí.

¡Qué ironía!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora