Día 23: La Confusión

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Abandono.

Así es como he percibido mis días más recientes en este sitio.

Los tres hombres que me mantienen cautiva me han dejado sola, sin un gramo de atención de su parte para continuar con sus abusos constantes.

El viento nocturno es lo único perceptible a mis oídos para romper la ausencia de sonido en la habitación, mis pensamientos siendo el único otro elemento que se une para ocasionar un poco de ruido en este lugar.

Mi imaginación activa no ha parado de formar escenarios ficticios en mi mente para llenarla de casos hipotéticos de lo que sucederá conmigo en el futuro.

Desde recibir más agresión física por parte de Gris, o manipulación psicológica de Azul mientras juega con mis emociones, hasta ser asesinada por alguno de ellos al ya no ser de utilidad para sus planes siniestros, llegan a mi cabeza para atormentarme más que nunca.

¿Será que mis padres han logrado capturarlos y por ello no me han visitado?

Pero de ser así, ¿por qué continúo aquí encerrada?

O será que, ¿han estado ocupados planeando cómo exprimirán todo el jugo de mi persona hasta que ya no quede más de mí?

Es cierto que podría aprovechar el hecho de estar en completa soledad para realizar un segundo intento de escape, pero las palabras de Azul amenazándome llegan a mi cabeza para obligarme a mantenerme quieta, sobre el suelo, y no hacer nada que después pueda perjudicarme.

No porque no estén conmigo en la habitación significa que no me están vigilando.

Una pequeña cámara instalada es suficiente para clavar sus sucios ojos sobre mi persona las veinticuatro horas el día, especialmente después de mi intento por huir.

Mis tripas rugen de hambre tras no haber consumido ni siquiera el asqueroso alimento que habitualmente me brindan. Mi cuerpo tiembla por la necesidad de recibir agua o comida y mi boca se encuentra tan seca que ha dejado de producir saliva desde hace horas.

He intentado pasar mi tiempo dormida, pero cada vez que cierro los ojos para descansar, imágenes espantosas aterrizan sobre mis pesadillas para provocarme el mismo tormento que presencio estando despierta, llenándome de ansiedad y temor.

No sé qué hacer para poder sentirme mejor. No tengo al alcance las palabras dulces de mi madrastra, los ánimos de mi padre, ni el apoyo incondicional de Finn para ayudarme a salir de la oscuridad que cubre mis ojos de manera cotidiana.

Siempre me caractericé por ser alguien valiente y fuerte, pero ahora comprendo que nunca fui eso que tanto proclamé, pues es muy fácil aparentar coraje cuando todo es sencillo en la vida, pero es en los momentos difíciles que llegan para obstruir tu camino, cuando esa fachada de guerrera debería salir a luz... y eso es lo que más he carecido tras haber sido secuestrada.

Con mis manos atadas con cinta y una cuerda para mantenerlas atrapadas, subo ambas palmas para acariciar mi rostro, sintiendo las heridas que anteriormente se encontraban frescas, ahora cerrándose con costras para continuar sanando.

Permanezco sentada sobre el áspero concreto por unos minutos, contemplando el drástico cambio en mi vida, pero rápidamente alejo esos pensamientos intrusivos porque sé que solo acabarán con mi sanidad.

Mi batería energética, tras haberse recargado las últimas horas, me invita a ponerme de pie para explorar la habitación, brindándome la voluntad necesaria para mover mi dañado cuerpo.

El fresco aire otoñal que ingresa por una ventana entra para acompañarme mientras recorro cada esquina de este espacio al momento en que me paro sobre mis pies.

Amarlo Fue RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora