La Despedida

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ROJO

Una fuerte presión se marca en mi pecho para inundarme de terror y angustia, pero, canalizo valentía para enfrentar lo que presiento se avecinará más pronto de lo que desearía.

Tomo una maleta para empacar la ropa y los objetos de mayor valor de Alek, guardando todo en el reducido espacio puesto que nuestro hogar pronto se convertirá en uno abandonado.

Reviso la pantalla de mi celular para confirmar que aún tengo tiempo, pero el transcurso de los minutos vuela tan rápido que debo acelerar el actuar de mis movimientos.

Termino de arreglar los bienes personales de Alek para salir de su habitación y retirarme de mi vivienda, dirigiéndome directamente hacia su colegio.

Tras llegar al instituto, un nudo de forma en mi garganta al estacionar mi auto frente a la banqueta, pues sé que ésta será la última vez que recoja a mi hermano menor en su escuela.

Esperando la hora de salida, procedo a cerrar la mirada para tranquilizarme en el interior del vehículo, buscando la manera de verme calmado frente al pequeño rubio que no tardará en salir.

Mi cuerpo se sobresalta tras escuchar un puño tocar sobre la ventana de mi auto, interrumpiendo mis esfuerzos por meditar.

El rostro pecoso de Wren se pinta del otro lado del cristal, brindándome familiaridad al instante.

Sin perder más tiempo, bajo del coche para compartir un abrazo con mi mejor amigo, a manera de saludo.

Agradezco que haya logrado acudir a mi llamado, pues su apoyo en este momento vale más que cualquier muestra de ayuda que le requerí en el pasado.

—¿Qué está ocurriendo, Dion? — Wren me pregunta tras romper nuestro afecto, percatándose de la irritación en mis ojos y el tono pálido que ha cobrado mi piel.

Mi amigo mantiene su visión sobre mi semblante, solo para después dirigirla hacia la parte trasera del auto, encontrando la maleta de mi hermano.

—Necesito pedirte un favor—. Le solicito.

Escaneo detenidamente mi alrededor, paranoico por la posibilidad de estar siendo vigilado por alguno de mis compañeros delictivos.

Muevo mi cabeza hacia el costado para indicarle a mi amigo que me acompañe hacia la entrada del colegio, pues un enorme árbol decora el jardín frontal para brindarnos un objeto que cubrirá nuestras siluetas.

—Me estás poniendo nervioso—. Wren dice al escondernos detrás del grueso árbol frondoso.

Exhalo con profundidad, pues he comenzado a cuestionar si mis acciones habrán valido la pena una vez que todo esto termine.

La mirada verdosa de Wren se plasma directamente sobre la mía, esperando recibir explicaciones de mi parte.

—Necesito que cuides de Alek—. Menciono en completa seriedad.

—¿Por cuánto tiempo? — Me cuestiona, pues no es la primera vez que me apoyo sobre Wren para supervisar a mi hermano mientras me encuentro ausente.

Dejo mis hombros caer al sentir un apretón en mi garganta acentuarse.

Bajo la mirada para evadir los ojos de mi amigo, postergando el tener que justificar el gran favor que nunca le podré pagar.

—No lo sé—. Regreso mi vista hacia Wren.

El castaño se percata de la ambigüedad en mis palabras, del nerviosismo acaparando mi tono de voz y de la rigidez que cubre mis hombros.

—Dion—. Enuncia mi nombre en voz baja, —¿Qué ha sucedido?

Tenso la quijada antes de responder, sintiéndome en el mismo estado de vulnerabilidad que presenté aquél día decembrino, cuando encontré a mi madre sin vida en mi propio hogar.

Amarlo Fue RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora