El Regalo

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Observo a mi maestra de clase explicar el tema que claramente domina a la perfección, pues debe llevar más de veinte años impartiendo el mismo material a todos sus alumnos cada ciclo escolar.

Su voz llena el silencio de la habitación a la par que unos estudiantes escriben en sus cuadernos los puntos más importantes que salen de los labios de la profesora, mientras que otros solo la observan o son distraídos al estar enfocados en las pantallas de sus celulares.

Mi silueta posa como una estatua en el asiento detrás de mi pupitre, extrañando la compañía de mis mejores amigos que ahora cursan un año arriba que yo, debido a que perdí los primeros dos semestres de mi carrera universitaria tras haber sido robada de este sitio, y por ende, me he atrasado.

Mis ojos se mantienen sobre el rostro de la docente, intentando prestar atención, pero no puedo evitar que mi mente divague a otros lados mientras su voz entra por uno de mis oídos y sale por el otro.

Uno pensaría que después de haber sido milagrosamente recuperada, que al volver con mi familia y amigos, y que al regresar al ambiente que tanto añoré durante mi tiempo lejos, todo regresaría a la normalidad y la felicidad que alguna vez reinó mi persona se restauraría, pero desafortunadamente, ese no ha sido el caso.

Los recuerdos horribles que agonizaron mi alma en el pasado me atormentan cada noche para invadir mis sueños y convertirlos en pesadillas que me obligan a despertar en medio de la madrugada, gritando sus nombres para que no me lastimen.

Sus manos sobre mi frío cuerpo, sus insultos denigrantes, los castigos, el abuso y la retención sobre mi persona parecen continuar afectándome a pesar de estar libre de su poder.

Ciertos ruidos, palabras o acciones de las personas que me rodean, desatan traumas por los que fui sometida hace unos meses, ocasionando que mi estado emocional se dispare por todos lados y el desastre de persona que soy sea evidente para el mundo que me observa...

Al acompañar a mi madrastra al supermercado, en los pasillos de la escuela, hasta en los restaurantes y en el vecindario, la gente murmura sobre mí y lo sucedido conmigo.

Nadie intenta disimular, pues tras haber visto mi caso en los medios de comunicación, toda la ciudad se enteró que la hija de Elon Huxley, uno de los hombres más reconocidos del país, logró volver a casa después de haber sido captada por un largo año.

Y aunque mis padres intentaron convencerme de mudarnos de ciudad para comenzar una nueva vida, una más segura y libre de los espantosos acontecimientos que reinaron mi mundo, yo les rogué que nos quedáramos en Chicago.

Habían sido tantos cambios repentinos los que invadieron mis días mientras estuve lejos que lo único que deseaba era regresar a un sitio familiar para mis ojos.

Con la ayuda de mi hermanastro Finn y con el apoyo de mis mejores amigos, logramos convencer a mis padres de quedarnos, pero eso no sería suficiente para mi padre, motivo por el cual decidió contratar a mi guardaespaldas, Clark, para observarme y vigilarme las veinticuatro horas del día.

Pero, a pesar de estar con personas que me aman y apoyan, e iniciar una nueva etapa en la universidad que me formará como la gran licenciada a la que aspiro convertirme, continúo sintiendo un enorme vacío en mi interior que no logro satisfacer por más esfuerzo que ponga de mi parte.

Me he unido a clubs artísticos y deportivos de la escuela, solo para renunciar a los pocos días, pues mi entusiasmo por continuar no dura más que solo unos breves momentos.

Ciertos compañeros se han acercado a mí para ser mis amigos y mostrar apoyo, mis padres me han brindado gran soporte para ayudarme a superar lo que atravesé en el pasado, pero nada logra llenar ese maldito hueco que tengo en el pecho.

Amarlo Fue RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora