Tomo la esquina de la hoja de mi libro de texto para pasar hacia la siguiente página, con el fin de continuar leyendo la información que presenta para realizar el resumen que una de mis maestras nos encargó como tarea.
Paso mi marca-textos amarillo sobre los puntos más importantes mientras que Lyra, mi madrastra, se encuentra preparando unos panecillos de mora azul en la isla de la cocina junto a mí, puesto que estoy sentada en el comedor de la cocina frente a ella.
—Estoy horneando tus favoritos, hija—. Su dulce voz llena de entusiasmo llega a mis oídos al cabo de unos minutos.
Me toma un momento reaccionar debido a la concentración que estoy esforzándome por destinarle a mis estudios, por lo que me limito a sonreírle forzosamente para después responder con un simple:
—Gracias.
Tomo un bolígrafo de tinta azul para continuar con mi tarea, pues deseo terminarla de una vez por todas para así descansar.
—¿Quieres venir a ayudarme? — Lyra me pregunta, deseando pasar tiempo de calidad conmigo, debido a que últimamente me he mantenido un tanto distante con todos a mi alrededor.
Manteniendo mi vista sobre mi libreta y mi libro, le respondo:
—No, gracias. Estoy estudiando.
La seriedad en mi semblante denota el empeño que le dedico a mi tarea escolar, pues me gustaría continuar siendo la alumna ejemplar que he sido desde el primer año de primaria.
—Antes adorabas ayudarme a hornear—. Lyra me dice a la par que combina con una cuchara de madera los ingredientes de los panecillos en un amplio tazón.
—Recuerdo que me rogabas lamer la cuchara porque amabas el sabor de la mezcla, y yo te regañaba porque consumir grandes cantidades de ella te podía hacer daño en el estómago—. Una pequeña risa se escapa de sus labios al remembrar los acontecimientos del pasado.
—Lo recuerdo—. Le respondo con sencillez.
Media sonrisa se pinta en mi rostro solo para desaparecer al cabo de unos segundos tras regresar a la lectura frente a mí.
Minutos transcurren en completo silencio, hasta que mi madrastra decide tomar asiento justo a mi lado una vez que ingresa la mezcla de pastelillos al horno.
—¿Cómo vas? — Me pregunta para retomar nuestra conversación previa.
Alzo la vista para encontrar sus ojos marrones observándome con una expresión ajena al cariño que siempre me comparte.
Su mirada me transmite una extraña sensación, como si estuviese intentando leer mi lenguaje corporal para indagar en mi mente y saber con exactitud los pensamientos que se pasean por ella.
—Ya casi termino—. Suspiro al responder.
Ignorando el intento de Lyra por entablar una conversación conmigo, procedo a bajar la mirada para continuar escribiendo la información más importante sobre la hoja de mi cuaderno, hasta que su voz llega nuevamente a mi sistema auditivo para provocar un nudo en mi garganta.
—Te extraño, Nessa.
Regreso mis ojos hacia los de ella, conectándolos para destinarle toda mi atención.
Su lacio cabello oscuro cae a los costados de su rostro para contrastar con su pálida piel, mientras que sus mejillas con rubor rozado le brindan una apariencia jovial a pesar de su edad.
—Lo sé—. Concuerdo con su comentario, —He estado tan ocupada con la escuela que en realidad no he tenido tiempo para hacer otras cosas.
Lyra sacude su cabeza de lado a lado, indicándome que no se refiere a eso.
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Amarlo Fue Rojo
RomanceOscuridad fue lo que predominó en mis días desde aquel momento en que me alejaron de mi vida. Luz fue lo que tú me brindaste desde el instante en que entraste a ella. Nunca comprendí cómo pude crecer a apreciar tanto a alguien como tú, pero el apoyo...