La Cena

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Tomo un sorbo de la copa de champagne en mi mano mientras observo a la gran cantidad de personas distribuidas alrededor de la mansión de mi amigo, Abel.

Elegantes prendas de vestir, joyería costosa, maquillajes perfectos y peinados ad hoc a la ocasión se plantan frente a mi visión para recordarme que estoy en una cena de Acción de Gracias, y por ende, debo estar agradecida de estar aquí, no decepcionada tras no poder haberme encontrado con Rojo esta tarde.

—¿Y tus amigos? — Finn me pregunta al aproximarse a mi lado después de alejarse de las personas con las cuales conversaba hace unos minutos.

Su hermoso saco azul oscuro y sus pantalones de vestir negros se amoldan a su atlético físico para lucir simplemente impecable, además de mostrar esa sonrisa encantadora que enamora a todos en su camino.

—Clyde y Abel fueron a la bodega por más vino, y Karissa debe estar por aquí cerca tirándose encima de Clark—. Sonrío por lo último.

—¿De Clark? — Finn pregunta, confundido.

Asiento con diversión, pues ya no es ningún secreto que mi amiga gusta de mi guardaespaldas.

—Está enamorada de él, pero Clark se mantiene distante porque es profesional y la ve como una niña.

—¿Enamorada? No puedo creerlo. Siempre es ella quien juega con los corazones de sus pretendientes, no al revés—. Me comenta.

—Lo sé—. Sonrío al ver sus ojos marrones, —Parece que siempre hay una primera vez para todo.

Mi hermanastro concuerda, encontrando gracioso el hecho de que Karissa busque lograr lo inalcanzable al intentar seducir a Clark.

—Hablando de primeras veces, ¿qué estás tomando? — Me pregunta al alzar una ceja.

—Sidra de manzana—. Le miento.

Finn ignora mi respuesta falsa para después tomar el fino mango de la copa para removerlo de mi mano y subirlo hacia sus labios para tomar de ésta.

—No debes beber alcohol—. Me indica al bajar el vaso de su boca.

—¿Por qué no? Ya soy mayor de edad—. Cruzo mis brazos sobre mi pecho tras reclamarle.

—A tu padre no le gustaría verte así.

—¿Así como?

—Ebria.

—No estoy ebria—. Le recalco, —Apenas le di unos cuantos sorbos al champagne.

—Solo intento protegerte, o, ¿acaso alguna vez he actuado mal para que desconfíes de mí?

Resoplo al girar los ojos porque mi familia me sigue tratando como una niña cuando en realidad ya soy una mujer joven.

—Soy la única persona de mis amigos que nunca se ha embriagado, ¿sabes lo vergonzoso que es eso? — Tuerzo mis labios hacia un lado para mostrar molestia.

—No siempre tienes que actuar como el resto lo hace—. Me dice como si fuese obvio, —No tienes por qué imitar a los demás si no quieres.

—¿Y si, sí quiero?

—Créeme, no quieres.

Finn procede a beber el resto del líquido en la copa hasta terminarlo por completo, dejándome sin siquiera una gota de la bebida dorada.

—Mira, ahí viene Karissa, las dejo para que conversen sin mí, porque luego piensas que te estoy vigilando y tratando como una infante—. Me dice con burla, solo para molestarme.

—Me debes una copa de tu bebida favorita—. Le reclamo antes de verlo retirarse.

—En un momento regreso con agua entonces—. Sus hoyuelos se marcan en sus mejillas al sonreír descaradamente mientras que, con pasos lentos, se aleja de mi lado para regresar con su compañía anterior.

Amarlo Fue RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora