La Esposa de mi Hermano

Capítulo 52

 

~Ney~

Escuchar los rumores acerca de que Jae había irrumpido en la oficina de la mustia, hecho una furia me había provocado una enorme satisfacción. Ninguna mujer era capaz de soportar sus arranques y actitud de él, como solo yo podía.

A la hora de la comida salí de la empresa, ignorando las llamadas de Seung. Quien apenas se había dignado a hablarme toda la mañana, al parecer comenzaba a tomarse enserio el asunto del trabajo. Él y Dae se habían pasado encerrados en el despacho toda la mañana, explicándole el funcionamiento y lo que le correspondía. Perfectamente sabía que Jae no lo dejaría meter las narices libremente. Y la muestra era la poca participación que tendría, al parecer colaboraría en el proyecto turístico que dirigía la mustia. Eso por una parte me resultaba conveniente, estaría más tiempo cerca y podría conocerla, para fastidiarla. Pero eso no era suficiente, necesitaba saber más de ella.

Me detuve en la entrada del restaurante y recorrí el lugar con la mirada, encontrando a Louis al fondo del lugar. Me acomode el cabello y camine contoneándome hasta su mesa, él no perdió de talle de mis movimientos y vi esa chispa de deseo en sus ojos. Era perfecto para mis planes, una ficha más.

―Hola querido ―Salude deslizando mi mano por su hombro y recorriendo parte de su espalda.

―Hola Ney. Tan hermosa como siempre ―Dijo poniéndose de pie y dándome un beso en la mejilla― Toma asiento.

―Gracias. Y gracias por venir.

―Sabes que siempre estoy a tus ordenes ―Dijo mirándome sugerentemente. Solté una risa y eche la cabeza hacia tras.

―Es bueno saberlo. Porque justo necesito de tu ayuda.

―Eso supuse. Tú dirás ―Dijo poniéndose recto en el asiento y mirándome impaciente. Abrí mi bolso y le entregue una foto que había capturado de la mustia.

―Necesito que averigües todo lo que puedas de esta mujer ―Louis la tomo y la miro con atención.

― ¿Algo en particular?

―Sí, su familia, sus antecedentes, relaciones amorosas. Algo sucio que tenga ―Levanto una ceja y me miro.

― ¿Sucio? ―Me encogí de hombros.

―Tu sabes, algo que haga desistir a un hombre de estar con ella ―Sonrió con perversidad.

―Sera sencillo.

―Maravilloso.

―Pero… ¿Qué obtendré a cambio? ―Cambie de posición mis piernas, rozando intencionalmente la parte interna de sus muslos.

―A mí ―Su cara se ilumino y se lamio los labios.