Capítulo 29

4K 414 9
                                    

~Hannia~

No podía seguir disculpándome con mi suegra, como lo había hecho los días anteriores, además de que tampoco podía demostrar que me afectaba ver a Jae, así que cuando la sirvienta vino a mi habitación para preguntarme si cenaría, baje con ella. Camine despacio y en silencio detrás de la chica, quien por su apariencia, podía jurar que no era mayor que yo, sentir el impulso de preguntarle su nombre, no me gustaba referirme a ellas como “esa” “ella” o “sirvienta”, y también preguntarle algunas cosas vagas, sobretodo porque ahora no tenía a nadie con quien hablar y me sentía muy sola. Pero seguro que Jae le había prohibido hablarme y me toparía con piedra, así que me limite a caminar.

—Pase —Dijo haciendo un gesto con la mano para que cruzara la puerta del comedor. Asentí sin decir nada y entre.

—Buenas noches —Salude.

— ¡Querida! —Contesto mi suegra con una sonrisa enorme, pero desde luego fingida. Era la única que se encontraba sentada en la cabecera del comedor, lo que me hizo sentirme un poco menos incomoda.

—Me disculpo por las otras noches —Dije enseguida.

—No te preocupes —Con un movimiento de manos, le restó importancia y me indico que ocupara el asiento— Aunque debo decirte, que no necesitas preocuparte por hacer dietas, tu figura es perfecta —Su comentario me tomo por sorpresa. Me alegraba que pensara eso de mis negativas y no que pudiera relacionarlo con Jae, sin embargo no supe que contestar, así que me limite a sonreír. El ama de llaves entro con mi plato y lo coloco frente a mí, tuve que contener una exclamación de sorpresa y parpadear en varias ocasiones. Era enorme, mucho más grande que el que estaba delante de mi suegra. ¿Acaso deseaba que compensara lo que no había cenado esos días?

—Buenas noches —Trate de no titubear y de mantener la vista fija en la masa enorme de comida que tenía delante de mí cuando escuche su voz. Pero había permitido que llegara demasiado lejos en mí, por lo que no pude evitar inquietarme y el sonido de mi cubierto al estrellarse contra la porcelana del plato, me evidencio. ¡Rayos!

—Llegas justo a tiempo —Respondió su madre fulminándome con la mirada, claro eso había sido una falta de modales de mi parte. ¿Pero que quería? Su hijo provocaba demasiadas cosas en mí y no podía evitarlo.

—Menos mal —Dijo Jae soltando los botones de su saco y acomodándose al lado de su madre, justo delante de mí. ¡Maravilloso! Sería una cena única.

— ¡Inés! —Llamo su madre al ama de llaves, quien rápido atendió a su llamado, trayendo la comida de Jae, que era desde luego varias porciones menos que la mía. Y él también lo noto— Provecho —Canturreo mi suegra.

¿Provecho? ¿Realmente esperaba que pudiera terminarme toda esa comida? ¿Se estaba burlando de mí con eso de “tu figura es perfecta”? ¿Ahora intentaba hacerme subir de peso? ¡Rayos! Tome de nueva cuenta el tenedor y probé un poco de la ensalada. ¡Ajo! ¡Eso sabía mucho a ajo! Demasiado. Tuve que tragar entero el pedazo de lechuga que me lleve a la boca. Después de escoger, un poco de manzana y cosas dulces que aminoraban un poco el fuerte sabor del ajo, espere que el siguiente plato no fuera tan desagradable, pero estaba equivocada, su ingrediente principal también era el ajo. ¿Qué había pasado con el cocinero? ¿Y porque Jae y su madre comían de lo más tranquilos? ¿Esa era su venganza por hacerle el feo a la hora de cenar?

La Esposa de mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora