Capítulo 56

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~Narrador~

Las palabras de Ney no dejaban de repetirse en su mente. Subió las escaleras torpemente y logro llegar hasta la habitación de Hannia, sin que nadie se percatara. La observo dormir plácidamente. “Tu derecho como marido” “¿Acaso le tienes miedo a tu hermano?” esas frases encendieron su ira, la misma que se veía impulsada por el alcohol. Se acercó a los pies de Hannia y deslizo su mano por ellos. Noto como ella se movía y abría los ojos. Pero no le dio oportunidad de reaccionar.

― ¡Seung!  ―Exclamo agitada y con el pánico reflejado en el rostro. Pero él la había sometido sobre la cama.

Todo ocurrió demasiado rápido. El dolor en su parte baja, ella intentado escapar, él tirando de su pie y luego viéndola caer al piso con un sonido estrepitoso. Se acercó al borde de la cama y lo primero que noto, fue la sangre que brotaba del rostro de ella. Quien parecía confundía y adolorida.

― ¡No! ¡No! ―La escucho gritar, doblándose sobre su estómago. “¿Qué he hecho?” pensó ante la imagen.

Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Hannia, mismas que se mezclaron con la sangre que no cesaba de brotar de la herida, sobre de la ceja. La mente de Hannia era un remolino de pensamientos, no tenía idea de la gravedad de su herida que no dejaba de emanar sangre, la cual, prácticamente bañaba su rostro. Pero a pesar de eso, un solo pensamiento llenaba su mente. “¡Mi bebe!” Levanto los ojos con temor hacia donde estaba Seung. Posiblemente él intentaría lastimarla de nuevo, pero para su sorpresa, se encontró con el rostro contrariado de Seung que la miraba aterrorizado.

Debido a la adrenalina del instante y ante el miedo de verla llena de sangre y llorando de dolor. Los efectos del alcohol desaparecieron del cuerpo de Seung instantáneamente, su mente estaba lucida y demasiado contrariada. Pues delante de él, tenía a una mujer que parecía demasiado frágil y menuda, nada parecido a lo Ney le había descrito. Era evidente que ella estaba sufriendo y que estaba aterrada por lo ocurrido. Ver las lágrimas en su rostro le hacía entender que había hecho mal, que había actuado erróneamente.

― ¡Mi bebé! ―Sollozo de nuevo Hannia llevándose las manos al estómago. La puerta se abrió y Flor entro. Al ver la escena, dejo escapar su grito y se llevó las manos al rostro― ¡Por favor! Mi bebé ―Chillo Hannia. Haciéndose un ovillo en el piso de la habitación.

La chica no sabía qué hacer, estaba completamente en shock y su cuerpo se sacudía con temor. ¿Qué le diría a su jefe cuando se enterara? Seung no se lo pensó dos veces y bajo de un salto de la cama hasta llegar a donde estaba Hannia, tenía que ayudarla e intentar arreglar lo que había hecho. Hannia al verlo acercarse intento retroceder.

― ¡Por favor no! ―Suplico. Él negó con un movimiento de cabeza.

―Tranquila, no quiero lastimarte. Te llevare al hospital ―Aseguro. Ella lo observo vacilante, apenas hacia unos segundos que había intentado forzarla y ella misma recordaba sus palabras sobre deshacerse del pequeño.

―Llamare al señor Jae ―Grito Flor.

―No hay tiempo para eso. Tenemos que llevarla con un médico. Dile a So que prepare el auto, rápido ―Ordeno Seung. La chica lo miro sin saber si acatar dicha orden, ya había cometido el error de dejarla sola, no estaba dispuesta a equivocarse de nuevo. Ni la misma Hannia sabía si debía creer en sus palabras, pero los dolores en su vientre cada vez se volvían más intensos y eso le recordaba que la vida de su bebé estaba en juego. No tenía idea si era sincero, aunque su rostro lucia distinto y sus ojos estaban llenos de preocupación.

La Esposa de mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora