Capítulo 59

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~Ney~

 

Terminaba de ordenar los papeles que el estúpido de Seung había dejado regados por toda su oficina. Solo porque aun pensaba usarlo, seguía soportando sus groserías. La puerta se abrió y me sorprendió encontrarme con mi futura suegra.

―Buenos días ―Salude con toda la amabilidad que pude mostrar. Ella cerró la puerta y avanzo hacia mí.

― ¿Y mi hijo? ―Pregunto mirándome de pies a cabeza.

―Salió, tenía una reunión. Yo soy…

―Se quién eres ―Contesto con brusquedad. No me gustaba la forma en la que me miraba.

― ¿Ha escuchado hablar de mí? ―Pregunte un poco sorprendida.

―No. Pero conozco a las tipas como tú ― ¿Qué? ¿Qué rayos pasaba con esta vieja?

―Disculpe…

―Se lo que pretendes niña y es mejor que te alejes de mi hijo, mejor dicho, de ambos ― ¿Así que lo sabía? ¡Maldita!

―Señora…

―Ni se te ocurra intentar lastimar a mi nieto o la próxima vez no será un simple aviso. Créeme que me he topado muchas veces con mujerzuelas como tú y a ninguna le ha ido bien ―Quería decirle sus verdades, pero no, era ponerla sobre aviso― Estas advertida ―Dijo y se dio la vuelta.

― ¡Estúpida! ―Murmure apretando con fuerza los dientes.

¿Quién demonios se creía? Nadie echaría mis planes a perder. Sin duda alguna tenía que deshacerme de ella. Tome mi teléfono y llame a Louis. Antes de ocuparme del engendro y de esa mujercita, me encargaría de mi adorable suegrita.

¤

Otra cosa que debía hacer, era mantener a Seung bajo mi control, aun lo necesitaba. Averiguar en donde estaba no fue complicado. Lo que no esperaba era encontrarlo a punto de besarse con mi adorada hermanita.

― ¡Seung! ―Exclame sin poder ocultar mi malestar. Ella retrocedió y se alejó de él. Seung ni siquiera me miro. ¡Maldita! ¿De verdad le gustaba? ― Hermanita. Creo que ya te ibas ¿No? ―Pregunte con ironía al ver que sostenía su bolso.

―Si ―Balbuceo y salió casi corriendo. Seung se giró, que ni se le ocurriera pensar ir detrás de ella.

―Ne… ―Me acerque a él y lo hice retroceder hasta quedar apoyado sobre la mesa.

―Si necesitabas a alguien que te quitara las ganas debiste pedírmelo a mí ―Mientras hablaba desabroche sus pantalones. Podía ver la lucha interna que libraba.

―Yo…

― ¡Shh! ―Susurre arrodillándome en medio de sus muslos y tomando entre mis manos su pene― Yo me encargo ―Dije pasando la lengua por la punta húmeda.

La Esposa de mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora