La Esposa de mi Hermano

Capítulo 70

 

~Hannia~

Me parecía mentira que mañana fuera la cena de inauguración del complejo turístico. Aunque gran parte de las cosas habían sido coordinadas por Seung y Max, mientras yo me vi incapacitada. Ellos insistían en que el crédito era solo mío, pues esas últimas semanas me había encargado de los últimos detalles y también de organizar la celebración.

― ¿Todo en orden? ―Pregunte a Max quien terminaba de revisar el salón donde se llevaría a cabo el evento.

―Sí, tranquila. Ven ―Lo seguí hasta el enorme salón, que ahora lucia con mesas en el centro y un pequeño pódium al fondo, a la derecha la mesa de bocadillos y del lado izquierdo la panorámica perfecta del ventanal, donde se ubicarían los músicos. Todo el inmobiliario estaba impecable― ¿Lo ves?

― ¿Qué me dices del buffet?

―Hable con el chef, también con los meseros y la orquesta. Todo está en orden, Hannia. Relájate. ¿Quieres?

―No puedo ―Admití. Era algo demasiado importante para la empresa y si algo iba mal, todo recaería sobre Jae, cosa que no deseaba de ninguna manera.

―Yo creo que si puedes ―Murmuro con una expresión divertida. Lo mire sin comprender a que se refería.

―Hola ―Sentí las manos de Jae sobre mi cintura y su aliento en mi oído. Las piernas me temblaron y se puse como un tomate. No podía evitar el afecto que causaba en mí.

―Jae ―Balbuce aun afectada por su contacto.

―Sera mejor que me vaya ―Refunfuño Max― ¿Quieren que les cierre la puerta? O ¿Qué la deje abierta? ―Le puse mala cara a Max y salió dejándonos solos. Desde luego que no haríamos nada malo.

― ¿Qué haces aquí? ―Pregunte.

―Vine para ver como estabas.

― ¿Yo?

―Si ¿Cómo te sientes? ―Pregunto con dulzura. Solté un suspiro largo. Me giro para quedar de frente a él, sin soltarme y me beso la nariz.

―Muero de nervios.

―Pero si todo se ve maravilloso ―Dijo mirando el lugar― Has hecho un maravilloso trabajo.

―Pero la cena…

―Todo irá bien.

―No quiero fallarte ―Hundió su rostro entre mi cuello y me estremecí.

―Nunca me fallas.

― ¿Qué haces? ―Pregunte con un gritillo, cuando sentí su mano levantar mi falda.