Capítulo 6

4.8K 482 14
                                    

~Jae~

Su renuencia y atrevimiento me molestaban demasiado, pero más que eso, tenerla tan cerca me hizo perder la cabeza.

—No me retes... —La tome de la nuca y la bese.

De momento ninguno de los dos hizo ningún movimiento, cuando mi boca comenzó a moverse sobre sus labios, intento apartarme, pero jale su cuerpo hacia mí. Podía sentir la pasión y el deseo de su cuerpo. Mi lengua se abrió camino entre sus labios y fue entonces cuando la intensidad del beso nos rebaso a ambos. Quería tenerla, quería poseerla sobre esa cama… pero no podía hacerlo, no ahí y no de esa forma.

Tenía que detenerme, debía parar, pero la suavidad de sus labios, la calidez de su boca y su aroma me estaban volviendo loco. Hannia había dejado de luchar, su cuerpo se movía a mi ritmo, lo que confirmo mi primera impresión, ella también lo deseaba. Aun así, ese no era el plan.

Me aparte de ella y la mire. Su pecho subía y bajaba con rapidez, su rostro estaba encendido y su boca húmeda y sus labios entreabiertos. Por un instante, sentí el impulso de irme de nuevo sobre sus labios y tumbarla sobre la cama que estaba a su espalda, sería muy fácil, demasiado fácil hacerle el amor ahí, nadie sabría y aun si lo sabían, nadie diría nada. Observe como se llevaba la mano a la boca y como temblaba. Sin decir nada, me di la vuelta, quite el seguro de la puerta y salí a toda prisa, si me quedaba un minuto más, no podría contenerme.

¡Demonios! ¿Qué rayos me estaba pasando? ¿Qué rayos tenía esa mujer que lograba despertar tal deseo en mí?

~Hannia~

¿Por qué? ¿Por qué me besaba? Más aun ¿Por qué no lo apartaba? ¿Por qué había dejado de luchar? ¿Por qué correspondía a su beso?

De pronto se apartó de mí, nos miramos fijamente, ambos respirábamos con dificultad y teníamos los labios rojos. Me lleve la mano a la boca. Sin decir nada, salió de la habitación. Retrocedí y me senté sobre la cama. Tenía que haber perdido la razón, si no se hubiera detenido Jae, posiblemente hubiéramos terminado sobre la cama. La idea no me asustaba, al contrario me hacía lamentarme. ¿Qué rayos pasaban conmigo? Se supone que debía odiar a ese tipo ¿Por qué pensaba en acostarme con él? ¿Por qué?

Podrían ser muchas cosas, mi falta de actividad sexual, el hecho de estar casada con un cretino, al cual ni en sueños dejaría que me tocara. Además de que Jae era sumamente atractivo y esa actitud dominante me atraía ¡Qué demonios! Era una masoquista.

~Jae~

Mientras observaba resbalar las gotas de agua del vaso que sostenía, no podía sacarme de la mente, el rostro de Hannia, su boca, su olor.

— ¿En qué fechoría estarás pensando? —Pregunto divertido Max. Ni siquiera me había percatado de su presencia y por su cómoda postura, podía asegurar que tenía ahí un buen rato.

—Ninguna fechoría —Conteste dejando sobre la barra mi trago.

—Apuesto a que sí. Dime ¿A qué se debe tu repentina llamada? —Después de lo ocurrido con Hannia, no deseaba permanecer en la casa, al menos no por un buen rato, tenerla cerca era demasiada tentación.

La Esposa de mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora