La única salida es amar al villano

Capítulo 48 El dios perdido (1).

Raven quedó en un estado confuso.

Sentía que estaba despierto, pero no era capaz de abrir sus ojos. Fue sensible a todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor, como si sus sentidos se hubieran agudizado de golpe.

'Clank'

El sonido metálico permaneció en sus oídos.

De alguna manera era totalmente incapaz de mover su cuerpo.

Sus manos sobre el piso duro y frío temblaban soportando el peso de su cuerpo. El dolor de sus rodillas le indicaba que llevaba en esa posición durante muchísimo tiempo.

'Criiick'

Una puerta se abrió.

— Solo queda uno, ¿eh?

La voz de la mujer habló con sorna.

La ira comenzó a hervir en su cuerpo cuando las palabras llegaron a él.

Escuchó sus propios resoplidos y su respiración agitada.

'Tap,tap'

Los pasos de aquella persona se acercaron cada vez más.

Un dedo frío rodó por su brazo haciéndolo estremecer.

— Ahora eres completamente mío...

La punta de algo filoso rozó su piel.

— Necesito más de ti.

Sintió como el frio y metálico objeto se insertaba entre la piel de su brazo, rasgando y destrozando su carne.

Quiso gritar y sacudir su cuerpo para quitar la cosa que lo estaba lastimando, pero ninguna de sus partes se movió. Sus ojos continuaron cerrados, mirando fijamente al suelo helado. Únicamente el leve tintineo de las cadenas parecía resonar, burlándose de sus intentos para moverse.

Un líquido caliente comenzó a derramarse a medida que el objeto lo atravesaba.

'plaf'

Algo cayó en el suelo, cerca de sus dedos, salpicando algo caliente contra su piel.

"Cada vez es más difícil."

El pensamiento que no pertenecía a él rodó en su mente cuando una risita burlesca inundó el ambiente.

— ¡Oops! Esto es para mí.

Pudo escuchar el sonido de alguien masticando algo con desesperación.

El ruido era desagradable. Podía imaginar perfectamente como la persona que permanecía de pie a su lado, devoraba su carne.

La escena se dibujó claramente en su cabeza.

La idea de aquellos dientes desgarrando el trozo de su brazo mientras el icor se derramaba por su barbilla para machar el suelo frío, haciéndolo resbaloso, le removía las entrañas.

{Ayudame...}

La voz se presentó de forma lejana, como si su cerebro estuviera buscando el canal correcto por el cual se transmitía el mensaje.