Capítulo 25 Príncipe heredero.

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No se preocupó mucho cuando después de volver del festival no encontró señales del espíritu por ninguna parte. Después de todo ya había desaparecido otras veces anteriormente, pero era hora de regresar a sus clases de magia y no tenía pistas sobre su paradero.

Habían pasado dos meses desde la última vez que vio a Num. Fue durante uno de sus escapes a la ciudad capital Felles, donde todos los años ocurría el evento más hermoso para la conmemoración del imperio.

No existía nada en sus recuerdos de esa noche que le hicieran pensar en que pudo haber pasado con el espíritu.

Num era un espíritu que le permitía crear o invocar seres de luz. Eran criaturas que no poseían ni cuerpo ni mente propia, sino que seguían fielmente cada una de las órdenes dictadas por el maestro.

Las invocaciones usaban el mana del contenedor para materializarse, así que mientras más mana poseyera, más grandes y terribles serian los seres. Incrementar el mana no era tarea fácil, solo podía realizarse mientras el espíritu tomara un cuerpo terrenal. Cuanto más tiempo pasaba Num en el mundo de los hombres, más fuerte se hacía su poder. Es por esta razón que la mayoría de sus clases eran prácticas y no teóricas.

"¡¿Qué voy a hacer si no lo encuentro?!"

Caster se había quedado inmóvil frente a la puerta de su habitación con la mano sujetando la perilla de la puerta. Estaba tan concentrado que no se dio cuenta de lo que ocurría hasta que su cuerpo rebotó contra el suelo duro.


— ¡Agh!

— ¡¿Qué mierda...?!... ¿Eh?


El príncipe miraba desorientado al niño pálido de ojos morenos que lo había chocado.


— ¡¿Qué haces en mi habitación?!

— Caster... esta no es tu habitación...


El chico peli rosa le extendió una mano mientras lo observaba con el ceño fruncido, listo para regañarlo.


— ¿Thomas?


El príncipe aceptó su mano y se puso de pie.


— Aah... Eso dolió...


Miles se levantó quejándose.

Sintiéndose mal por haber provocado el accidente, Caster miró al niño pálido y debilucho, y se disculpó con una pequeña reverencia.


— Lo lamento.


Antes de que pudiera responder, otro chico agarró a Miles de un brazo y lo sacó corriendo de ahí mientras gritaba para que se diera prisa.

Cuando Caster se volteó, Thomas seguía acosándolo con la mirada.

El niño, que sintió rápidamente los ojos fijos en él, bajo la cabeza y trató de escapar sin éxito. Sintió un calor subiendo por su brazo cuando notó que Thomas lo sujetaba fuertemente.


— ¿Qué ocurre?

— N-nada... ja, ja, ja...

La única salida es amar al villanoWhere stories live. Discover now