Capítulo 67 Caster.

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— ¿Cómo lo sabes?


Argen sacudió los hombros de hombre a la vez que preguntaba.


— El mana negro... el icor... ¡Es obvio que no pertenecen a nuestro joven señor!


El joven comandante soltó al médico retrocediendo sobre sus pasos, totalmente impactado por la noticia.

Observó a su primo que permanecía quieto en los brazos del joven Raphelle, mientras los rastros de sangre dorada, mezclada con mana, aún resbalaban como hilos por el costado de su boca.


— ¿Dónde está Num?... ¿Por qué no lo protegió?


Thomas, dudo un momento, no quería delatar a su amigo, pero era plenamente consciente de que ya no podría seguir manteniendo el secreto por más tiempo.


— Num se fue... Hace mucho tiempo.

— ¿Se fue...?


Argen se llevó una mano a su rostro y cubrió su frente con ella.


— ¿Cómo es posible?

— No sé los detalles... Él jamás los mencionó.

— Debemos llevar al príncipe a sus aposentos e informar al Emperador.


El joven comandante de la guardia despertó de su ensoñación tras las palabras del médico, se apresuró a arrebatar el cuerpo de Caster de los brazos de Thomas y continuo caminando con urgencia.


— Debería acompañarme joven Raphelle, mis hombres informarán a su padre.


El hombre que detuvo su andar para solicitar la compañía del joven marqués, hizo un gesto a uno de los guardias a su lado y este salió disparado hacia el salón de bailes.

Thomas estaba nervioso mientras caminaban por el largo pasillo, siendo escoltados por la guardia real. Por más que intento, no pudo quitar la vista del hombre rubio de ojos oscuros que transportaba el cuerpo inconsciente de Caster delante de él.

"Luce realmente enfadado."

Aunque no era capaz de ver el rostro de Argen, Thomas sabia que el hombre al que seguía, estaba a punto de perder los estribos, pero no podía culparlo. Caster se había encargado de engañar no solo al personal de la academia, sino que también a todos en palacio real usando los artilugios que Miles había desarrollado para ayudarlo, ocultando así su estado y la desaparición de su espíritu.

El camino hasta la habitación del príncipe dentro de su propio palacio, se realizó en completo silencio. Tardaron alrededor de quince minutos en llegar y cuando al fin estuvieron frente a la alcoba, Thomas dejó escapar un pequeño grito de asombro cuando Argen, sin esperar a que los guardias despejaran la entrada, pateo con fuerza la puerta de la habitación principal, rompiéndola.

Todos ingresaron a la amplia sala mientras el hombre volvía a derribar otra puerta y depositaba a Caster en su cama.


La única salida es amar al villanoWhere stories live. Discover now