𝐂𝐚𝐩. 𝟑𝟐

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POV Lit Killah

Mauro: No sé ni si quiera porqué estoy contigo... - confesé con voz de decepcionado.

Selena: ¡Vamos, Mauro! Sabés que te quiero muchísimo. - su voz de pito me irritó.

Mauro: ¡Tú no me quieres, nunca me has querido! Solo querés joder a Valeria porque ella sí sabe amar a Gonzalo.

Y entonces, como siempre hacía, Selena hizo ver que se ponía a llorar. Estoy harto de sus gritos y discusiones, me agotan demasiado mentalmente.

Selena: Solo tendrás que llevar pasamontañas, ¡y Valeria no estará! - chilló desesperada.

Mauro: No, ya te lo he dicho. - mantuve firme mi decisión, aunque ella jamás respetaba lo que opinaba.

Selena: ¡Estoy hasta el orto de vos! ¡Nunca hacés lo que te pido! Estás siempre con esa actitud de egoísta, arrogante y antipático... ¿¡Sabés qué!? Iré sin vos, ¡me importás tres vergas! Yo siempre hago lo que me... - y siguió rompiéndome las bolas.

La ignoré por completo, sus palabras se quedaron de fondo cuando me puse mis audífonos con la música al máximo nivel. Cuando vi a Gonzalo y Valeria juntos en aquel hospital por última vez, supe que tenía que irme. No podía estar detrás de ella a pesar de saber que estaba completamente enamorado.

Selena, la tóxica, se aprovechó de la situación y ahora está agarrada a mí como una sanguijuela a un cerdo. Siempre conseguía manipularme con sus chantajes y amenazas baratas, pero ese día llegué a mi límite. Había estado pasando por uno de los peores momentos de toda mi vida. Para Leo yo ya no existo y lo único que intento es olvidarme de ella. El problema es que no puedo ya que ya la he visto varias veces por culpa de la zorra de Selena.

Esta misma me sacó un audífono y siguió con su discurso radioactivo. No sé en qué momento me rendí para volver con este estropajo de persona, nuestra historia fue horrible y no entiendo como volví a esta relación llena de odio. Sí, estábamos saliendo, y era lo que más detestaba de toda mi vida en este momento. Me traicioné a mí mismo, a mis valores y a mis sentimientos.

Mauro: Selena, cerrá el pico de una vez. - le mandé con actitud indiferente.

No me hizo caso. La miré a los ojos cansado, sin ganas de seguir viviendo, sin ganas de seguir aquí. Mis piernas empezaron a andar solas y agarré un par de cosas mientras me encaminaba hacia la puerta. Salí rápidamente hacia el auto y me subí poniendo el candado para que la chica no entrase (ya que me estaba siguiendo). Le di la última mirada rencorosa que me quedaba antes de irme. Al paso que el motor aceleraba más, las lágrimas de rabia salían al mismo tiempo. ¿O eran lágrimas de tristeza? Fuese lo que fuese, el desahogo que estaba dejando salir era inmenso.

La ruta me llevó a la casa donde vivía hace unos meses, y en la misma que seguía viviendo Gonzalo. Paré en frente un minuto, observé el bajo edificio y aprecié alguno de los recuerdos que tuve allí. Una sonrisa salió con espontaneidad de mi rostro y la melancolía arrasó por todo mi cuerpo en forma de escalofrío.

Salí del Maserati blanco y busqué mis llaves. Nunca las llegue a tirar por mucho que me hubiese mudado, así que entré y miré a ver si había alguien. Por suerte, el lugar estaba vacío en su plenitud. Miré el salón, estaba más ordenado que cuando yo me despertaba por acá.

Mauro: El amor te vuelve loco Gonzalo... - y me reí de mi propio comentario.

Y otra gota ardiente salió de mis ojos, pues no podía retenerlas.

El frío de la noche anunciaba que el otoño estaba a punto de llegar. Lo pude sentir al notar la pequeña corriente de aire proveniente de la puerta principal.

Me giré hacia el recibidor tras escuchar el ruido de alguien entrando, y vi cómo Biza y Leo se estaban besando con demasiado afán, empotrándose contra las paredes. El chico paró y se cató de mi presencia, fue allí cuando me miró confuso.

Gonzalo: ¿Mauro?

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Valeria & Bizarrap | +18 - lanenadeltrapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora